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La autenticidad de la ministra

La autenticidad de la ministra

Primera plana ·

Podemos tiene en la ministra de Trabajo y Economía Social un referente. Un potencial cabeza de cartel para la izquierda sociológica que tendría tirón

Miércoles, 2 de diciembre 2020, 06:55

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Hace tiempo que cunde el descrédito de los políticos, no coincido en llamarlo clase porque no son una clase social en sí misma. Pero la ciudadanía acumula un hartazgo notorio hacia los dirigentes públicos de toda laya que, ciertamente, supone una amenaza a la larga para la credibilidad de la democracia representativa. Mientras venían bien dadas, se miraba hacia otro lado. Al fin y al cabo, también hubo corrupción en la época del dinero fácil y la burbuja inmobiliaria. Se relaja entonces la exigencia. Sin embargo, la crisis de 2008 y la actual, ha desatado la primera y acelerado la segunda una repulsa colectiva que ni siquiera la aparición de nuevas fuerzas políticas ha cubierto esa laguna o mitigado el cabreo.

Por supuesto, siempre están las excepciones. Esos casos que aún mantienen viva la esperanza de la cosa pública y el afán de participación de la ciudadanía para que esta, en términos del pensamiento y mundo clásico, no sea idiota: es decir, no desee sustraerse de lo público, de lo que le incumbe en sociedad (en la polis). Por eso fue una delicia el pasado domingo por la noche ver el programa 'Salvados' de La Sexta que abordó una jornada junto a la ministra Yolanda Díaz. Merece la pena rescatarlo en internet por aquellos que no tuvieron oportunidad de verlo. El presentador le acompañó en un recorrido por diferentes enclaves del sur de Madrid donde la recesión está causando mayores estragos. Y fue cuando protagonizó diversas charlas informales a pie de calle, en las puertas de la fábrica o el negocio de turno, con trabajadores, desempleados y estudiantes acerca del universo laboral y socioeconómico imperante. Díaz no dio, porque no las tiene, fórmulas mágicas. Pero sí maneja la temática, la vive, le apasiona y está formada al respecto. Podrá acertar o equivocarse, gustar más o menos, pero es ella tal cual con su criterio y desplegando su propia personalidad. No es mediocre. Es auténtica.

Podemos tiene en la ministra de Trabajo y Economía Social un referente. Un potencial cabeza de cartel para la izquierda sociológica que tendría tirón. Se nota que se ha criado en una familia con cultura sindical, vinculada a CC OO. Y añadió la esfera personal, que le hace más creíble, y no acartonada como otros tantos políticos, cuando reconoció (a instancias de una pregunta sobre su vida capitalina) que ella es galega y, por lo tanto, se siente extraña en el barullo de Madrid; una ciudad inabarcable, impersonal y agresiva en su ajetreo diario a la que cuesta adaptarse, muchos canarios lo hemos experimentado. El perfil de Díaz fue vislumbrándose por sí mismo, con naturalidad, a medida que avanzaba la emisión y las interlocuciones con diferentes ciudadanos. Ofreció un halo de expectación en medio de la maraña y grisura reinante que sacude a la política, desprestigiada por una generalidad de actores que no están a la altura, menos aún en periodos adversos como el presente de los que marcan un antes y un después. Cuando llegue el próximo ciclo electoral, seguramente se constatará un cambio vertiginoso de ritmo, tanto en los partidos como en sus representantes. Con el enorme desempleo, el empobrecimiento y el aumento de la desigualdad social, habrá una catarsis. Otra más que se sumará a la posterior a 2008.

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