Álvarez de Toledo, barones y Vox
Del director ·
Veremos si finalmente renuncia al acta, que sería lo coherenteEl colectivo de 'cayetanos' estará agradecido a Pablo Casado. Ha quitado de la primera línea del partido a la persona cuyo nombre ayudó a bautizar un movimiento supuestamente espontáneo y que nos mantuvo entretenidos semana y media en el estado de la alarma, un fenómeno que parece tener mucho que ver con las concentraciones el pasado domingo de personas contra el uso de mascarilla en la madrileña plaza de Colón.
Bromas al margen con lo del nombre de la diputada del PP, al final Pablo Casado ha rectificado. Porque conviene recordar que cuando la nombró portavoz parlamentario lo hizo en contra de un sector importante del partido, que advertía del error estratégico, y porque los resultados cosechados en Cataluña tampoco avalaban ese premio. Era -se dijo entonces- una concesión o una claudicación ante José María Aznar y los suyos y era también un supuesto dique de contención frente a Vox, de manera que el PP apostaba por una línea dura -más bien durísima- de oposición para que nadie pudiese decirles que eran unos blandos en comparación con Santiago Abascal y los suyos.
La teoría mayoritaria atribuye el relevo de Álvarez de Toledo a las presiones de los barones regionales del PP, con Núñez Feijóo y Moreno a la cabeza. Se trata de presidentes autonómicos que seguramente tienen sus aspiraciones en la política nacional pero que a día de hoy precisan como agua de mayo que haya presupuestos estatales y que se despeje la incógnita de cómo se repartirá finalmente la lluvia de millones que ha prometido la Unión Europea. Eso quiere decir que ven con buenos ojos tender puentes con el Gobierno de Pedro Sánchez y que despeje el camino presupuestario. Ya puestos, son los mismos barones que estarían aplaudiendo con las orejas el premio a Martínez Almeida como portavoz del partido, por lo que supone de castigo a Díaz Ayuso, que ha jugado tanto a hacerse notar que al final está molestando a los suyos.
En cuanto a la reacción de Cayetana Álvarez de Toledo, era de esperar. Veremos si finalmente renuncia al acta, que sería lo coherente. Otra cosa es que su malestar se traduzca en un trasvase de votos hacia Vox, una baza que seguramente jugará este partido cuando llegue el momento de defender esa moción de censura anunciada y de la que todavía no sabemos quién será el candidato a presidente.
Por lo demás, Álvarez de Toledo tampoco tiene mucho por lo que quejarse: llegó por una decisión personal y se va por otra. Así es la política, amigos.