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El riesgo de la tradición

Frecuencia Modulada. «Entonces la Carrera de San Jerónimo no era la jaula de grillos que suena ahora» Rebeca Chacón

Domingo, 14 de mayo 2017, 20:37

En ocasiones por casualidad y en otras con intención, vamos creando tradiciones que se convierte en parte de nuestra vida. Cumplir esas costumbres nos hace sentir que somos parte de la manada en un mundo donde la soledad ocupa cada vez más espacio. Las tradiciones están para cumplirlas y, quizás por eso, nada mejor que un diputado canario para presidir una comisión de investigación. Uno parece hasta poco, ¡mejor dos que los celos están a flor de piel!

Y así, como si fuera algo normal, te levantas una mañana y te encuentras a Pedro Quevedo dirigiendo la investigación en el Congreso de las cuentas del PP y a Ana Oramas presidiendo la comisión que analizará el proceso que acabó con las cajas de ahorros. Canarias vuelve al epicentro de la política española, aunque las circunstancias de ahora poco o nada tengan que ver con las que vivieron Mardones o Rivero en sus tiempos de gloria.

Porque en aquella época, el férreo bipartidismo convertía la Cámara Baja en un instrumento de precisión donde la mayoría clara del momento imponía su ritmo. El PSOE o el PP tenían la batuta, con lo que solo utilizaban a las minorías necesarias para afinar un poco el tempo. En ese entorno tuvo que trabajar Luis Mardones allá por 1994 cuando fue elegido presidente de una comisión ocupada de estudiar la financiación de los partidos. Allí se habló del caso Filesa, en el que estuvo implicado el PSOE, así como del caso Naseiro, que manchaba al PP. Pero nada pasó.

También se movió en un entorno pacifico Paulino Rivero cuando presidió en mayo de 2004 la comisión del Congreso de los Diputados que se encargó de investigar los atentados terroristas del 11M. El trabajo no fue fácil -declararon el expresidente del Gobierno José María Aznar y su sucesor en el cargo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, por ejemplo- pero es evidente que la Carrera de San Jerónimo no era la jaula de grillos de ahora.

Quizás por eso tanto Pedro Quevedo como Ana Oramas tendrán que andar con pies de plomo para que el protagonismo de ahora no se convierta en un bumerán que acabe por quitarles la sonrisa de la cara. Con el teatro de Podemos en marcha, las ansias de demostrar de Ciudadanos y las dudas estratégicas del PSOE es evidente que estas comisiones podrían acabar con la tradición del buen hacer de los diputados canarios. Habrá que afinar el oído porque las minorías las carga el diablo.

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