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El cese de Negrín

Lunes, 29 de enero 2018, 08:21

Santiago Negrín está en un callejón sin salida. Porque de rectificar, que estaría bien, y emitir un comunicado público en el que pida disculpas tendría sobre la marcha que dimitir o (de no hacerlo) enseguida la oposición debería activar su cese en vía parlamentaria. Es decir, Negrín estaría abocado a asumir su responsabilidad. Porque el presidente de Radio Televisión Canaria (RTVC) no puede vetar ni laminar la libertad de expresión. Una medida tan tajante como expulsar, creo incluso que ni se detiene a medir su alcance, que ahora me tocó a mí pero mañana puede ser otro el perjudicado, no es de recibo ni por asomo en democracia en un medio de titularidad pública. Lo que, de paso, invita a pensar qué sucederá en otros países y regiones que ostentan una menor calidad institucional y donde la libertad de expresión y de prensa tienen multitud de obstáculos que sortear continuamente. Con todo, no hace falta irse tan lejos y en Canarias tenemos que soportar estos desagradables episodios.

Como Negrín no carga con las consecuencias de vetar manu militari, con lo fácil que hubiera sido contrastar ideas con un café, que es el valor de conversar, le traslada la papeleta al Parlamento. Y es que la oposición tiene ahora que actuar porque estamos hablando, nada más y nada menos, que de derechos fundamentales. Y queda muy mal que RTVC no consagre, en su deber de servicio público encuadrado en el autogobierno, el respeto a los valores constitucionales en su quehacer cotidiano.

En una democracia madura hoy la oposición tendría que registrar el mecanismo parlamentario para proceder a su cese. No es por mí, reitero que dentro de un mes puede ser otro el vetado cuando no le plazcan sus opiniones, sino porque la medida ejecutada rezuma de todo menos talante democrático. Los diversos grupos parlamentarios sabrán ser consecuentes con la decisión que tomen. Llueve sobre mojado. Y, sin ir más lejos, en poco más de un año estará la cita con las urnas. Bien mirado, queda muy poco. Si alguno piensa en darle largas al asunto se estará haciendo un flaco favor. Y entonces lo que tendría que ser una asunción de responsabilidad acotada al presidente de RTVC, se convertiría en un severo desgaste para aquel partido que permanezca impasible en la Cámara.

En fin, tanto ayer como en estos últimos días he recibido llamadas y mensajes de apoyo del personal de RTVC. Me quedo con eso, con ese cariño y complicidad de los que intentamos verter empatía sobre aquello que sucede en la sociedad canaria. Y es que, sin duda, sobre los vetos siempre perdurará el periodismo.

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