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Desigualdad

Jueves, 11 de mayo 2017, 11:24

El informe de coyuntura y revisión económica del BBVA vaticinó el pasado martes datos optimistas sobre el futuro económico de Canarias. Para tirar voladores. Según este estudio, la recuperación de la economía canaria continuará mejorando tanto este año como el siguiente, ya que se prevé un crecimiento del PIB del 3,5% en 2017 y del 2,8% en 2018, previsiones que, de cumplirse, permitirían la creación de unos 60.000 puestos de trabajo en estos dos años y se reduciría la tasa de paro hasta el 21,5% a finales de 2018. No descorchen el champán aún. Estos números invitarían a la esperanza si no chocasen frontalmente con otro informe desvelado ayer, el Monitor Anual Adecco sobre Salarios, que coloca al Archipiélago a la cola nacional con una retribución media por trabajador de 1.402 euros al mes. ¿Cuántos de ustedes alcanzan esta cantidad?

Unos datos contradictorios que conviven lastimosamente evidenciando un grave problema laboral en las Islas, el abuso injustificado de los contratos basura por parte de las empresas y, como consecuencia de ello, el deterioro de los derechos de los trabajadores. Enfrentados, estos dos estudios deben invitar a la reflexión de todos los actores sociales. Si los valores económicos en las Islas apuntan a una mejoría progresiva a medio plazo, a una evolución constante en los índices de riqueza, ¿quién se está beneficiando de ello? ¿Por qué no repercute en el poder adquisitivo de la ciudadanía? ¿Cuál es la justificación para que el trabajador aún mantenga condiciones similares a los peores años de la crisis económica? Si cada año se baten récords de turistas y los hoteles del sur siempre están llenos, ¿por qué no se crean puestos de trabajo de más calidad?

Al mismo tiempo, si el aumento de los precios sigue siendo una constancia y la cesta de la compra continúa encareciéndose, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios actuará en contra del crecimiento de las Islas y directamente a favor de la exclusión social, donde Canarias también ocupa una posición vergonzosamente predominante.

El aumento real de los salarios es, además de necesario, también posible dado el amplio margen que tienen las empresas en términos de costes y de precios. Necesario, posible y justo, porque la devaluación salarial que hemos sufrido en los últimos años está detrás del insoportable aumento de la desigualdad y la pobreza, que tiene que ser combatida con incrementos en los salarios de los que menos cobran.

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