Clavijo a mitad de legislatura
Bien mirado, no es normal que en una misma legislatura un jefe del Ejecutivo pase de estar gobernando con los socialistas a acabar haciéndolo con los populares. En diferentes periodos es razonable y, de hecho, Paulino Rivero lo hizo cuando descubrió en cada Consejo de Gobierno que José Manuel Soria no aceptaba ir de la mano en términos políticos y que su perfil debía sobresalir siempre a toda costa. A Clavijo debe preocuparle hoy por hoy más que la composición de su Gabinete la regeneración de CC. Y esto último exige más tiempo y reagrupar un capital humano que se ha distanciado de aquel proyecto nacionalista que en la década de los años noventa supo venderse. A CC le toca realizar diversos ajustes. Y no es razonable que CC en La Palma cuente desde este fin de semana con una dirección de cincuenta miembros, eso es un dislate por mucho ánimo integrador que ostente que le hace inoperativa.
La misma recuperación económica incipiente que espolea al Gobierno de Mariano Rajoy lo hace asimismo al de Clavijo. Los vientos son favorables después de años de austeridad a mansalva. Y aquí la política monetaria ultraexpansiva del Banco Central Europeo tiene mucho que ver. Además, cuando el Producto Interior Bruto isleño descansa especialmente en el sector terciario es previsible que al igual que se destruyen puestos de trabajo fácilmente cuando vienen mal dadas vuelven a crearse a poco que el pulso de la economía acompañe.
Por eso, y entre otros motivos, Clavijo no tiene prisa con Asier Antona. Se supone que el próximo curso político que se inicia en septiembre debe ser el de las buenas noticias. Y qué mejor que protagonizarlo con los tuyos y no otorgando espacio a un socio que, en cierta medida, no le es indispensable.
De ahí, que Antona tenga que ir pensando en un segundo plan por si no se confirma su entrada al Gobierno. Ha destapado sus cartas tras una ambigüedad calculada. Y, bajo ningún concepto, puede quedarse en tierra de nadie. Eso sale caro. Si no hay acuerdo, lo previsible es que el PP se apunte a recrudecer la labor de la oposición. Pero las contradicciones aflorarán y los demás se encargarán de recordarlo. Antona pretende una rebaja fiscal (y es normal que lo haga) pero día que pasa día que Clavijo ejerce mayor presión en la negociación. Él está dentro y Antona fuera. El líder del PP evidenció su legítima aspiración a participar del Ejecutivo. Pero Clavijo, ya investido desde 2015, dice que sí siempre y cuando pague un precio. No va a permitir que los populares se sumen de cualquier forma. Para eso no destituyó a los consejeros socialistas. Querrá, y tiene lógica, que el protagonismo del tramo final sea solo para él y su partido.
