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La memoria de lo ocurrido en Ansite se borró durante generaciones de manera intencionada. C7
Ansite, la memoria neblinada

Ansite, la memoria neblinada

El desapego de parte de la población por nuestra historia más antigua se debe a la búsqueda del soterramiento y del olvido consciente de la verborrea tardofranquista en cuanto al pasado indígena

MARCO MORENO - DIRECTOR DEL MUSEO LA FORTALEZA

Sábado, 29 de abril 2023, 02:00

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Hoy es 29 de Abril; una simple obviedad. Lo que quizás mucha gente no sepa o recuerde es que en el día de hoy se cumplen los 540 años del episodio de Ansite y la finalización de la conquista de la Isla de Gran Canaria. Sin embargo, su significado se ha convertido en una verdadera aporía, en un problema de difícil solución. Lo único que vamos a conseguir, quizás, es que nos metamos en un jardín del que luego no sabremos salir, tal es la complejidad de enfrentar públicamente el significado de una efeméride como esta. Comentaba Ricour, un filósofo francés, a este respecto, que la única forma de acercarse al tiempo y sus problemas es desde la crítica a la narrativa. Esta reconfigura y presenta el relato histórico, a partir del uso de herramientas como el calendario o el estudio y organización de las huellas del pasado (documentos, restos arqueológicos, etc.), así, cada narración, dependerá, evidentemente, de la generación que la desarrolle, y de su 'horizonte de sentido', es decir, de cómo cada grupo ve, piensa y comparte el mundo en ese momento concreto. No queremos, pues, comentar qué pasó en Ansite o durante la Conquista de la isla; ahí están las investigaciones de Francisco Morales Padrón o Manuel Lobo Cabrera quienes de forma meridiana dejaron constancia de hechos, fechas y consecuencias históricas. Mi reflexión va por otro camino.

Y es que el hecho de trabajar en los últimos años en el yacimiento de La Fortaleza (Santa Lucía de Tirajana) nos ha obligado, primero, a ubicar geográficamente a Ansite, siguiendo para ello los pasos de Marín de Cubas o el historiador tirajanero Santiago Cazorla, en los altos de Amurga; y de otro, a reflexionar sobre la importancia de este lugar como constructo identitario. Seguimos intentando retirar la 'conciencia neblinada' de la que hablaba Manuel Alemán, a través de la presentación de los actos del 29 de Abril en la isla de Gran Canaria, que se muestran como decíamos, como una gran contradicción.

Y aquí viene la paradoja a la que nos referimos: el desapego de parte de la población por nuestra historia más antigua se debe a la búsqueda del soterramiento y del olvido consciente de la verborrea tardofranquista en cuanto al pasado indígena, en lugar de la creación de una narrativa disidente, pero sólida al respecto de la importancia histórica y, sobre todo, identitaria del 29 de Abril. De hecho, se observa que a mayor conocimiento histórico y arqueológico, menor apego a aquella historia. Se ha generado una nueva narrativa, mucho más científica, pero que no ha calado en la sociedad.

Esa fecha fue, con permiso de las celebraciones del Pino, la fiesta mayor de Gran Canaria

Como ejemplo proponemos observar la evolución de las celebraciones del 29 de Abril en la isla de Gran Canaria. Y es que estas celebraciones se vienen desarrollando desde mucho antes de la llegada del franquismo, como piensan algunos, existiendo referencias de tal festividad ya en tiempos de Felipe III, a principios del siglo XVII, donde se paseaba el pendón por las calles de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Es cierto que La Fortaleza se transformó en Ansite a partir de 1964 con las ceremonias realizadas ese día, en paralelo a los actos realizados en Las Palmas de Gran Canaria.

La narrativa nacional española hizo suyo el yacimiento, hablándose del 29 de Abril, como el día de la raza canaria, o del lugar donde nació la hispanidad en Gran Canaria. Todo ello, hay que decirlo, sin caer en el demérito de los aborígenes o una imagen peyorativa de aquellos, simplemente se exaltó una imagen romántica que mostraba aún más la grandeza de aquella España de grises. No obstante, en 1971 se organiza por el colectivo 'Solidaridad Canaria' la primera Ruta Bentejuí que desautorizaba esta versión de la Historia, proponiendo un cariz reivindicativo, de forma paralela a los actos oficiales.

Así, el 29 de Abril, con permiso de las celebraciones de la Virgen del Pino, se convirtió en la fiesta mayor de Gran Canaria, celebrándose abiertamente en la capital de la isla con gran apoyo de la intelectualidad isleña del momento. Estas empezaban a primera hora, con actos festivos y religiosos, durante todo el día, terminando, en el caso de la ciudad de Las Palmas, con bailes en el Gabinete Literario y otros clubes privados. No será hasta el año 1979 cuando se inicie el proceso de derribo institucional y olvido de tal fecha. El grupo municipal de gobierno, elegido a principios de abril de ese año, en las primeras elecciones democráticas, aprueba una moción, salvada por la mínima, donde proponen eliminar los actos cívicos vinculados al 29 de Abril, bajo la excusa de potenciar las fiestas fundacionales de la ciudad, San Juan. Estas se veían más pertinentes al no existir, aparentemente, ni vencedores ni vencidos.

No solo no se realizó aquella, sino que no se envió a ningún representante a las celebraciones en Tirajana. Ese año se oficia la misa en la Catedral, sin autoridades civiles, exponiéndose el pendón, pero sin que se sacara a la calle. En paralelo a estos hechos, Vicente Sánchez Araña legalizó en marzo de 1979 su asociación 'Patronato de Ansite', junto a otros miembros e intelectuales destacados de la isla, con el fin de fomentar el 'patriotismo isleño', pero destacando que ninguno de los actos realizados en la Fortaleza desde 1965 tenían que ver con la política, quizás como respuesta a los primeros conatos contra aquel evento, toda vez que el propio ayuntamiento santaluceño mostraba su desaprobación por los actos celebrados en el yacimiento.

El gesto del grupo municipal capitalino, con Rodríguez Doreste a la cabeza, significó una revolución momentánea, manifestándose al respecto el gobernador civil del momento, y vinculándose tal acción con reivindicaciones independentistas. Sin embargo, ese mismo alcalde, en 1984, modificaba su opinión invitando a la ciudadanía a celebrar el 29 de Abril.

Esto tuvo una contestación social organizada en la calle durante la procesión del pendón. Un grupo de activistas políticos se presentó encadenados y vestidos de guanches a la puerta de la catedral, generando unos mínimos disturbios con los militares asistentes, de tal forma, que el obispo Echarren desistió de participar en los actos en la calle. Esto levantó ampollas entre parte de la intelectualidad canaria que describió aquellos hechos como el fruto de 'un grupo de gamberros', 'disfrazados de guanches con relojes japoneses'. En el año 1985 el alcalde suspendía de forma definitiva la celebración cívico-religiosa, a la par que se instauraban las manifestaciones contra aquella fiesta, instalándose en el parque Doramas la escultura de Atis Tirma. Ese mismo año, el obispo no mandó cura alguno a La Fortaleza, donde según los periódicos de ese año, asistieron más guardias que población civil.

La continuación de la celebración del 29 de Abril en La Fortaleza no estuvo exenta de dificultades, a las quejas de los diversos colectivos, se suma, la repulsa del Ayuntamiento de Santa Lucía de Tirajana ante la 'conmemoración del genocidio del pueblo canario', que venía realizándose de forma continuada desde 1979. Sin embargo, los actos se siguen realizando, con gran asistencia de público, de forma que incluso en 1993 asiste, entre dudas, el Presidente de Canarias, Manuel Hermoso, comentándose, en la prensa de aquellos días, que estamos ante un acto sobre la canariedad, de un nacionalismo integrador alejado de cualquier ideología independista. Era, de alguna forma, un espaldarazo político de primer orden.

La muerte de Vicente Sánchez Araña, a principios de 1997, restó fuerza a las celebraciones en La Fortaleza; aun así, el apoyo institucional no faltó ese año, con la presencia del Presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Macías, quien parece, recibió presiones para que no asistiera, repitiendo incluso en 1999. Estos años transcurrieron entre una gran contestación social por parte de diferentes asociaciones y colectivos. De tal forma que en el año 2001, el Ayuntamiento solicita al Cabildo, como propietario de los terrenos, que prohíba el acto, no realizándose más desde entonces. En el año 2007 se inicia un proceso de transformación del lugar, que esperamos que se culmine, en una nueva andadura, como Parque Arqueológico.

Nacho Oramas

¿Qué sacamos en claro con toda esta retahíla de acontecimientos? Pues que Ansite y/o el 29 de Abril se ha utilizado según los intereses partidistas de cada momento. Desde luego no descubro nada nuevo. Sin embargo, si revisamos las hemerotecas desde finales del siglo XIX hasta el año 2000 vemos como el 29 de Abril era una fecha señalada en el calendario insular. Donde los diferentes rotativos exponían desde noticias obtenidas de las fuentes etnohistóricas con fines didácticos, hasta poesías y relatos afines al sentir del momento. Esto obligaba a la población a pensar y a conocer su historia, a celebrar para algunos y a discutir para otros los hechos acaecidos en Tirajana.

En cambio, el olvido institucional de ese día, justificado en la necesidad de crear un nuevo relato separado del tardofranquismo, y abierto a recuperar el pasado indígena, nos alejó un poco más de nuestra historia, en un momento, en el cual, la huella de lo aborigen, es decir, la presencia de su ausencia, hoy en día es mayor que nunca en la isla de Gran Canaria. Artículos científicos, literatura de ficción y divulgación realizada a ese respecto, la existencia de investigación a distintos niveles, la puesta en valor de diferentes yacimientos para su visita pública, redes sociales o 18.000 hectáreas reconocidas como Patrimonio Mundial dan buena cuenta del legado de las poblaciones aborígenes. Es un pasado que sin embargo, no está presente, no parece formar parte de nuestra cotidianidad, se percibe como algo ajeno a nosotros.

Nuestra historia se inició hace al menos dos mil años, ni empezó ni terminó en Ansite. Ansite debe ser recordado, que no celebrado, a través de la recuperación y dignificación de ese momento como uno más de nuestro devenir histórico. De nosotros dependerá que sea un punto y seguido o un aparte. Sin recuerdos no hay memoria, y de memorias se hace la Historia. Una Historia de identidades, de un país chiquito, rodeado de mar por sus ocho esquinas.

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