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Un Guardia Civil con tatuajes en el brazo. augc
Un tribunal ampara a un aspirante a guardia civil rechazado por la cicatriz de un tatuaje

Un tribunal ampara a un aspirante a guardia civil rechazado por la cicatriz de un tatuaje

El Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana considera que el órgano de selección no actuó conforme a derecho tras excluir al joven pese a haber eliminado el dibujo de su codo

Mateo Balín

Madrid

Martes, 4 de enero 2022, 12:33

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Andrés Navarro se enfrentó el 14 de septiembre de 2019 a uno de los tragos más amargos de su vida. Aspirante a guardia civil, aquel día pasó el reconocimiento médico dentro de las pruebas de acceso a la escala de cabos y guardias con el convencimiento de que sería un simple trámite. Pero el disgusto fue mayúsculo cuando los especialistas examinaron las cicatrices de su codo derecho. «¿A qué se debe?», le interpelaron. «A la eliminación de un tatuaje para poder cumplir con los requisitos de admisión», vino a contestar, seguro, el joven.

Andrés se había sometido un mes antes, en agosto, a la «dolorosa» eliminación con láser del dibujo visible de su brazo. Se lo costeó de su bolsillo para mantener intacto su anhelo de entrar en la Guardia Civil y servir a la sociedad. Pero, en contra de esta motivación, el tribunal de selección lo declaró «no apto» para culminar el proceso y entrar en la academia. La justificación fue que el estado actual del tatuaje incumplía la orden general del instituto armado de 2008, entonces en vigor.

El aspirante recurrió la decisión, pero no le hicieron caso en dos ocasiones pese a la vaga explicación del Cuerpo si atendemos a la letra pequeña de la norma. Entonces, no le quedó más remedio que comenzar la azarosa vía judicial para encontrar la razón. Dos años y tres meses después de que la Guardia Civil le cerrara las puertas, un tribunal le ha dado ahora la razón.

La demanda contra el Cuerpo fue votada y fallada el pasado 23 de noviembre por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. La sección segunda de lo Contencioso, presidida por la magistrada Alicia Millán y con ponencia de Ana Pérez, ha estimado el escrito del joven y ha considerado que el órgano examinador no actuó conforme a derecho y en contra del principio de igualdad.

La sentencia conocida la semana pasada se centra en que el recurrente no tenía tatuajes visibles tras haber desarrollado «un costoso y sacrificado procedimiento» para su eliminación del codo, del que quedan marcas o cicatrices. Además, en el expediente administrativo consta el informe de una médico en el que se da cuenta del tratamiento y la ausencia de cualquier resto del dibujo inicial. Por lo tanto, los magistrados consideran que las cicatrices de un tatuaje eliminado «no pueden considerarse como causa de exclusión para el acceso a la Guardia Civil».

Prueba suficiente

El debate jurídico se centró en la interpretación de los requisitos para ingresar en el Cuerpo. Entre otros, carecer de tatuajes que contengan expresiones o imágenes contrarias a valores constitucionales, autoridades o virtudes militares, que supongan desdoro para el uniforme, que puedan atentar contra la disciplina o la imagen de la Guardia Civil en cualquiera de sus formas, que reflejen motivos obscenos o inciten a discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso.

Asimismo, tampoco se permiten los tatuajes, argollas, espigas e inserciones, automutilaciones o similares que puedan ser visibles vistiendo diferentes uniformes, según la citada orden de diciembre de 2008. Para el tribunal hay prueba suficiente de que el tatuaje se eliminó antes del reconocimiento médico y anula la exclusión del joven.

Antonio Suárez-Valdés, abogado del demandante, considera que esta sentencia «llega demasiado tarde« para los cientos de aspirantes que han visto en el pasado como sus tatuajes ya borrados les impedían acceder a la Guardia Civil. Pero lo cierto es que esta polémica ha coincidido en el tiempo con una orden del Ministerio del Interior sobre los tatuajes.

Tras conocerse que el Consejo de Estado veía prudente dar un año a los agentes para eliminar dibujos visibles en cabeza, cuello y brazos, el departamento de Fernando Grande-Marlaska intervino ante las críticas generadas y retiró en noviembre pasado esta medida una vez se evaluó el número limitado de afectados. Así, el nuevo real decreto de uniformidad de la Guardia Civil permite llevar tatuajes visibles que no sean contrario a los valores constitucionales o que pongan en cuestión la neutralidad política y sindical del instituto armado.

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