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Jueves, 12 de enero 2023, 20:34
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El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha asegurado este jueves, tras conocer el auto del juez del Supremo, Pablo Llarena, que tiene intención de seguir dando la batalla judicial en Europa y que entre sus planes no está ponerse a disposición de la justicia española para ser juzgado por malversación y desobediencia. «Que nadie tenga dudas: no volveré ni esposado ni rendido a un juez español para que sea indulgente», ha afirmado en un discurso pronunciado a través de las redes sociales, horas después de hacerse público el auto de procesamiento de Llarena, que ya no acusa a Puigdemont por sedición, pero sí por desobediencia y malversación.
Se ha mostrado dispuesto de luchar hasta el final para poder volver «libre», aunque ha admitido que podría no ganar ante los tribunales europeos. Eso sí, ha insistido en que es mejor eso que rendirse y admitir que el 1-O comportó la comisión de delitos. «Pero el riesgo es mucho más alto si aceptamos que el 1-O hicimos alguna cosa diferente a nuestro compromiso y merece condena«, ha señalado, cargando contra ERC por negociar la reforma del Código Penal.
Puigdemont ha mantenido silencio durante todo el día, pero al final ha fijado su posición, que es la que lleva defendiendo desde que hace más de cinco años decidió huir a Bruselas y dar la batalla contra el Estado español en los tribunales europeos. Su apuesta es que no busca beneficios personales y que solo regresará si sale victorioso en los pleitos que tiene pendiente ante la justicia europea. «No se trata de ser condenado por delitos menores, sino de no dejarse condenar por razones políticas», ha asegurado, en toda una enmienda a la totalidad a los dirigentes independentistas que desde el primer día asumieron ponerse a disposición de la justicia.
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Si las sentencias europeas, sobre todo las que hacen referencia a su inmunidad como europarlamentario, le son favorables, el expresidente de la Generalitat se plantearía volver a España. Pero lo que no hará es entregarse y someterse a la justicia española, que a su juicio es poco democrática y hace política. Puigdemont, en su discurso, ha advertido al Gobierno de que no pide beneficios personales. Su causa, ha venido a decir, está ligada a la de la libertad de Cataluña. No le sirven soluciones personales, ha avisado al Ejecutivo central y a ERC, para resolver conflictos de fondo. Ningún pacto con el Gobierno servirá para evitar condenas por el 1-O, ha advertido.Según el dirigente nacionalista, el Supremo ha dejado claro cómo aplicará al independentismo la reforma de la malversación y no será de manera positiva. «Quiere perseguir el 'procés», ha asegurado. Y ha cargado también contra la reforma del Código Penal, pactada entre el PSOE y ERC, entre el Gobierno y el Govern y de la que Junts se ha desmarcado desde el primer día. A su entender es una equivocación, no es positiva y criminaliza el anhelo independentista.
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