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La reina Letizia junto a los acompañantes de los mandatarios que asisten a la cumbre de la OTAN, incluida Begoña Gómez, con el Guernica de fondo, esta tarde.

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La reina Letizia junto a los acompañantes de los mandatarios que asisten a la cumbre de la OTAN, incluida Begoña Gómez, con el Guernica de fondo, esta tarde. EFE
Cumbre OTAN Madrid 2022

La otra cumbre de la reina Letizia

Después de visitar La Granja, frente al ‘Guernica’ se retrataron 19 parejas de los líderes de la OTAN, para luego comer un menú de platos regionales en el museo

Miércoles, 29 de junio 2022, 13:00

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Mientras los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros de la OTAN preparaban reuniones y sacaban adelante una nueva estrategia conjunta, la reina Letizia presidía una agenda paralela con las primeras damas, y dos primeros caballeros, de estas naciones que se preparan para la guerra. En esta otra cumbre lo social se impuso a la beligerancia, y el gigantesco búnker del parque ferial madrileño Ifema se cambió por tres parajes turísticos: el Palacio Real de San Ildefonso, la Fábrica de Cristales de La Granja y el Museo Reina Sofía.

La cita comenzó pasadas las 10 de la mañana en Segovia, donde Letizia recibió a quince de las parejas de los líderes de la OTAN, incluida la esposa del secretario general de la organización trasatlántica, Ingrid Schulerud. La anfitriona estaba al pie de la ‘escalera de nogal’ del palacio de La Granja, con un vestido de lunares, y rompió el hielo protocolario evitando el saludo de mano y dando dos besos a sus invitados, que hicieron una cola nada rígida al bajar del transporte que les acercó hasta los jardines reales.

Vídeo. La reina Letizia ejerce de anfitriona en la cumbre de la OTA.

Habían llegado en AVE, donde las consortes compartieron media hora en los vagones de primera clase del tren rápido. Había charla animada y, al parecer, sintonía entre las parejas de casi la mitad de los máximos representantes de la alianza trasatlántica. El contenido de las conversaciones de estas reuniones informales se desconocen, pero quizás fueron trascendentes. Por ejemplo, entre la mujer del Presidente de Gobierno Pedro Sánchez, Begoña Gómez, que se sentó al lado de Emine Erdogan, la esposa del jefe de Estado de Turquía.

Faltaban en el tren Brigitte Macron, que se uniría horas después a la cita con la reina, y Jill Biden, que decidió ir en su propio coche con sus nietas. En total, se movía una delegación de 200 personas, entre asistentes y seguridad. Ya en el andén destacaban los únicos dos hombres del grupo: Gauthier Destenay, esposo del primer ministro de Luxemburgo, y Juraj Rizman, marido de la presidenta de Eslovaquia.

Las primeras damas que estuvieron desde el principio, en Segovia, fueron la de Corea del Sur, Kim Keon-hee; Polonia, Agata Kornhauser-Duda; Montenegro, Lidija Đukanović; Luxemburgo, Gauthier Destenay; Lituania, Diana Nausèdienė; Malta, Lydia Abela; Macedonia del Norte, Elizabeta Pendarovska; Eslovaquia, Juraj Rizman; Turquía, Emine Erdogan; Bélgica, Annik Penders; Albania, Linda Rama; Estados Unidos, Jill Biden; Australia, Jodie Haydon; Chipre, Andri Anastasiades, y Letonia, Andra Levite. En ese orden, añadiendo a Schulerud, Letizia, Gómez y Macron, posaron luego delante del ‘Guernica’.

El grupo paseó por los jardines, y en la Fuente de los Baños de Diana se hicieron la primera foto oficial. Recorrieron el Palacio de San Ildefonso, donde admiraron los inmensos tapices, siempre con Biden, Erdogan y Gómez en primera fila junto a la reina. Luego se dirigieron a la Real Fábrica de Cristales, también en La Granja (Real Sitio de La Granja de San Ildefonso). A juzgar por las fotografías de Casa Real, ninguno de los invitados se animó a soplar el vidrio, aunque sí hubo una exhibición por parte de los artesanos, que las asistentes aplaudieron.

No acudieron las primeras damas de Grecia, Mareva Grabowsk; de Rumanía, Carmen Johannis, y la de Croacia, Sanja Musić Milanović, que sin embargo habían asistido a la cena en el Palacio Real la noche anterior.

Imágenes de la visita de las parejas de los líderes de la OTAN a La Granja. Agencias
Imagen principal - Imágenes de la visita de las parejas de los líderes de la OTAN a La Granja.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de la visita de las parejas de los líderes de la OTAN a La Granja.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de la visita de las parejas de los líderes de la OTAN a La Granja.

'Guernica' y torta del Casar

Desde el comienzo, había cierto retraso que se alargaba. En el Museo Reina Sofía aguardaban a la delegación, que volvía en AVE, esta vez sí acompañados por la reina. De la estación de Chamartín, a donde llegaron sobre las 15 horas, se movieron en autobús al museo de la rotonda de Atocha, donde el director Manuel Borja-Villel sirvió de guía desde que el grupo de consortes se acercó al recinto por el patio del edificio Nouvel. Ya les esperaba Macron, que llegó unos minutos antes que el resto para unirse a esta segunda parte de la otra cumbre.

Lo primero, visitar la sala de Picasso, y posar frente al ‘Guernica’, donde se preparó la segunda foto de familia. Estaba dispuesta una tarima blanca de quita y pon, para hacer dos filas y que el ángulo fuera conveniente con la perspectiva del cuadro antibelicista. A pesar del empeño de los funcionarios, no todas las participantes miraron la cámara al mismo tiempo. Finalmente fueron 19 las parejas de los asistentes a la cumbre de la OTAN las que posaron delante de la emblemática pintura bitono del genio malagueño.

Vídeo. La otra Cumbre de las primeras damas y cónyuges. ATLAS

Las acompañantes de los líderes de la OTAN acudieron después a uno de los restaurantes del museo, el NuBel, aunque el menú corría a cargo de Paradores, sin ninguna de las firmas de los grandes chef. Consistió en varios platos típicos de diferentes regionales españolas, como vieira confitada, huevas de trucha, zorongollo extremeño, torta del Casar, anchoa del Cantábrico, patatas gallegas, tartar de cecina, pulpo a la parrilla, buñuelo de cordero segureño, sopa fría de cerezas, tarta cremosa de queso y helado de aceite de oliva.

La cumbre paralela terminó a tiempo para descansar y cambiar las tan de moda alpargatas por el tacón, y prepararse para la cena en otro museo, el del Prado, con estatuas y óleos sólo para sus ojos

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