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PP, Cs y Voz enseñan su unidad a Sánchez

PP, Cs y Voz enseñan su unidad a Sánchez

Jueves, 1 de enero 1970

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efe / madrid

La concentración de ayer en la plaza de Colón de Madrid contra la «traición» de Pedro Sánchez en Cataluña y en demanda de elecciones, ha abierto en la calle la campaña electoral, no solamente de los comicios de mayo sino de las generales, cada vez más cerca. Elecciones anticipadas fue la demanda más repetida de una movilización bajo el lema «Por una España unida, ¡elecciones ya!», que congregó a 45.000 personas según datos de la Policía Nacional facilitados por la Delegación del Gobierno en Madrid y a unos 200.000 según los convocantes, Partido Popular (PP) y Ciudadanos, con el respaldo por parte de Vox.

Fue una concentración que sirvió para que los partidos de la oposición al Gobierno socialista de Pedro Sánchez exhibieran su fuerza antes de las numerosas citas en las urnas que se vislumbran en el horizonte. Pese a las dudas iniciales, al final sí hubo foto conjunta de los líderes de los partidos que se sumaron a la protesta y, aunque algo separados, se pudo ver en una misma imagen a Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal, flanqueados por representantes de UPN, Foro Asturias, UPyD y el PAR.

El manifiesto de la concentración, leído por los periodistas Carlos Cuesta, María Claver y Albert Castillón, advirtió a Sánchez de que «la unidad nacional no se negocia» y de que los españoles «no están dispuestos a tolerar más traiciones, ni concesiones». Y se añadió que «los acontecimientos de los últimos días suponen una humillación del Estado sin precedentes en nuestra vida democrática», se dijo en el manifiesto, donde se subrayó que «ningún gobierno está legitimado para negociar con la soberanía nacional»

En clave electoral, Pablo Casado se mostró convencido de que «el tiempo de Sánchez ya ha acabado», dijo. «En cien días tenemos tres elecciones en las que podemos pasar de estas plazas a las urnas, la España de los balcones debe pasar a las urnas», proclamó. El presidente del PP denunció la «rendición socialista» y los «tratos bajo la mesa» que, a su juicio, ha desarrollado el Gobierno de Pedro Sánchez «desde la moción de censura» con el único objetivo de «perpetuarse en el poder» y admitiendo para ello el «chantaje» de los independentistas. Ante esta situación, Casado afirmó que esta concentración es un «punto de inflexión» y de «esperanza» en que se pueda recuperar «la concordia y la legalidad» en España.

Desde Ciudadanos, Albert Rivera avisó a Sánchez de que «si convoca elecciones» ya no harán falta más movilizaciones. «Ya basta que los separatistas nos marquen el camino y que el conjunto de los españoles estemos al servicio de los que quieren liquidar este país», proclamó el líder del partido naranja. También acudió a la cita, aunque evitando la fotografía con Vox, el ex primer ministro francés y candidato a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos, Manuel Valls, que considera que defender la Constitución no es una cuestión de partido sino de todos los españoles.

Más contundente el presidente de Vox, Santiago Abascal, que defendió la necesidad de «sofocar el golpe» en Cataluña «hasta las últimas consecuencias» con la detención de sus «responsables y conspiradores». Abascal no dudó en acusar de «traición» a Pedro Sánchez, y a su Gobierno «ilegítimo y mentiroso» y «sostenido por los enemigos de España, del orden constitucional y de la convivencia entre los españoles».

vargas llosa, carmen iglesias. Entre los 45.000 o los 200.000 asistentes, según quien los haya contado, algunas caras más famosas, como la del escritor Mario Vargas Llosa, o la de Carmen Iglesias, ahora directora de la Real Academia de Historia, que acompañaron a políticos de un amplio elenco de partidos próximos a los convocantes. Algunos de esos políticos se atrevieron a expresarse con su propia ropa, como la secretaria de Estudios y Programas del PP, Andrea Levy, que en su camiseta llegó a estampar la frase «No somos fachas, somos españoles».

Otros personajes estuvieron presentes en esta convocatoria de ayer en Madrid, pero para arremeter contra ellos, como el propio presidente del Gobierno, cuyo nombre aparecía, por ejemplo, en señales de tráfico con la leyenda: «Stop Sánchez, Elecciones Ya», y al que una pequeña pancarta llamaba «okupa» y le pedía que se fuera en «cohete».

También los nombre del expresidente catalán Carles Puigdemont y su sucesor, Quim Torra, tildados de «golpistas», estuvieron en boca de muchos de los asistentes. Golpistas, según sus detractores, que merecen prisión, como decía la pancarta que alguien llegó a pegar en la peana de la estatua de Blas de Lezo.

Asimismo se contó con la asistencia de muchas familias con niños porque «desde pequeños hay que hacer patria», opinó Gema, una votante de Ciudadanos que acudió en solitario a la concentración y que lamentó que en España «no tenemos un sentimiento de patria, que es de todos, independientemente del color político».

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