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Jueves, 10 de agosto 2023, 03:46
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Cada vez es más habitual, sobre todo en las operaciones especiales de tráfico con motivo de festivos o vacaciones, ver cómo los helicópteros de la DGT vigilan desde el aire el comportamiento de los conductores.
Los helicópteros Pegasus disponen de un sistema de radar aéreo que aporta una ventaja: es más selectivo y permite observar el comportamiento de los conductores identificando las conductas de riesgo.
Pegasus puede actuar desde una altura de 300 metros y a un kilómetro de distancia del objetivo. La finalidad del sistema es conocer las coordenadas geográficas (latitud y longitud) del vehículo al que se está controlando para calcular su velocidad. En primer lugar, sitúa la posición del helicóptero en el espacio con extraordinaria precisión, a través de varios mecanismos (giróscopos y acelerómetros) y un programa informático añadidos a las cámaras de vigilancia.
A continuación, un láser mide la distancia entre el helicóptero y el vehículo cada tres segundos. Con estos datos puede conocer las sucesivas posiciones del vehículo y calcular su velocidad media a efectos de sanción. Confirmada la infracción, un fotograma de la grabación se envía telemáticamente como prueba al Centro de Tratamiento de Denuncias Automatizadas (ESTRADA) desde donde se tramita. E incluso está prevista la actuación inmediata en casos de delito, contactando desde el mismo helicóptero con una patrulla de la Guardia Civil.
Ser piloto de estos aparatos en España es, a priori, sencillo porque existe mucha más demanda de profesionales que puestos disponibles, tanto en los sectores privados como en los públicos. El problema es que conseguir la licencia de piloto comercial requiere una inversión de tiempo y capital considerable.
El requisito ineludible para poder ser piloto para la DGT es, en primer lugar, ser funcionario. Una vez se haya aprobado una oposición y se forme parte de los grupos A, B o C, sin importar el cuerpo, lo siguiente es demostrar que se tiene el título de piloto de helicóptero.
Existen tres tipos diferentes de títulos de piloto de helicóptero. El más básico de ellos, la licencia de piloto privado (PPL) solo permite vuelos por libre y veta a los usuarios de recibir una remuneración por volar. Esta es la titulación que usan los aficionados y es insuficiente para ser un profesional.
Para serlo, se tiene que aprobar la licencia de piloto comercial (CPL), que restringe el número de ocupantes a uno en la aeronave y la masa máxima del helicóptero en 4.000 kilos, por lo que son aparatos pequeños destinados al transporte de mercancías ligeras o al uso de elementos de control.
El Pegasus que usa la DGT cuenta con un peso máximo de despegue de 2.270 kilos, por lo que la licencia CPL debería ser suficiente. Sin embargo, Tráfico solicitará una versión más avanzada, la Licencia de piloto de Transporte de Línea Aérea, que permite llevar a pasajeros y naves de más de 4.000 kilos de peso.
Un piloto que cuente con estas acreditaciones deberá estar atento a que salgan las convocatorias de plazas en las diferentes jefaturas provinciales, aunque también hay vacantes en servicios de emergencia o salvamento marítimo. La Administración valora cualidades como contar con más de 1.000 horas de vuelo o contar con los certificados Eccureuil AS350 o AS355.
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