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J.R. ALONSO
Miércoles, 18 de septiembre 2024
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La provincia de Cádiz esconde en su interior pueblos inmaculados en los que su color blanco rompe el tapiz cromático de árboles y riscos montañosos. Una ruta que a finales de la Edad Media era frontera entre los últimos asentamientos árabes y la Reconquista cristiana. La mayoría de estas localidades de la sierra gaditana están construidas en puntos elevados, desde donde se puede contemplar el terreno a muchos kilómetros de distancia.
El recorrido por la ruta de los pueblos blancos es de menos de 200 kilómetros, lo que puede llevar a pensar que se pueden visitar en un par de horas. Sin embargo su situación hace que los trazados de las carreteras sean retorcidos y que el acceso a cada una de estas villas sea una ascensión a través de calles estrechas y muy empinadas. Todas estas localidades, además de tener en común el color, están coronadas por un castillo y una iglesia.
Hacemos la excursión a bordo del Grand Cherokee 4xe Summit, el todoterreno 'premium' de la marca Jeep, que ofrece todas las respuestas necesarias para hacer agradable cualquier viaje. Sus 381 CV de potencia combinada gracias al motor de gasolina sobrealimentado por un turbocompresor, dos motores eléctricos y una caja de cambios automática de ocho relaciones, es una garantía de que puede superar cualquier dificultad. Por si las cosas se ponen complicadas al salir del asfalto, incorpora el sistema Quadra-Drive II de reductora con un diferencial trasero autoblocante. Además ofrece distintos modos de conducción en función de la superficie: Rock, Sand/Mud, Snow, Auto y Sport.
Para que el viaje sea agradable el Grand Cherokee ofrece en el interior un sistema de pantallas de tamaño importante. El cuadro de instrumentos y el sistema multimedia son de 10 pulgadas, mientras que la tercera pantalla, situada frente al copiloto tiene 10,25 (el conductor no puede verla para evitar distracciones durante la conducción). También tiene asientos de la primera y segunda fila calefactados y ventilados, climatizador de cuatro zonas, iluminación ambiental de cinco colores, un equipo de sonido McIntosh de 19 altavoces y 950 W, techo solar, varios puertos USB dobles (de tipo C y micro), tomas de corriente de 230 y 12 V y superficie de carga inalámbrica para móviles.
Arrancamos el recorrido desde El Palmar de Vejer, un arenal de cinco kilómetros situado entre Conil de la Frontera y el faro de Trafalgar. Nada más salir contemplamos a la derecha, imponente, Vejer de la Frontera. Es una localidad que no forma parte de lo que se conoce como ruta de los pueblos blancos. Está situada a tres kilómetros de la costa y desde su punto más alto (201 metros sobre el nivel del mar) se puede llegar a contemplar desde Tarifa hasta Cádiz, lo que la convertía en la época dominación árabe en un punto estratégico.
Desde las faldas de Vejer nos desviamos por la A-396 hacia Medina Sidonia en un trazado de 47 kilómetros. Aunque el origen de esta población es fenicio, el nombre deja muy clara la influencia árabe de este pueblo, que estuvo bajo dominio musulmán desde el siglo VIII al XIII.
Dejamos Media Sidonia y doblamos a la derecha por la A-372 para adentrarnos en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Noventa kilómetros después nos desviamos por la CA-8102 hacia Zahara de la Sierra, un poblado construido en el alto de una colina (500 metros sobre el nivel del mar) y que está bañado por las aguas del embalse de Zahara-El Gastor donde incluso hay una zona de playa. La carretera comarcal en esta zona es muy estrecha, con un firme irregular, y curvas que obligan a llevar una velocidad por debajo de los 60 km/h.
Las calles de Zahara son muy empinadas, con escaleras que recorren en forma de atajo los tramos de curvas de las calles por las que circulan los coches. Cuando se llega al casco antiguo aún resta un buen tramo hasta coronar la población en lo alto del castillo. Como curiosidad el camino que asciende está lleno de baldosas con refranes populares.
Desde Zahara emprendemos camino hacia Setenil de las Bodegas, un pueblo que está incrustado en el tajo formado por el río Trejo a su paso por la ciudad. Para llegar recorremos treinta y dos kilómetros a través de la A-2300 y la A-7378. La población tiene un trazado muy complejo al estar construida en una depresión. Es famosa por sus bares y restaurantes construidos bajo el saliente de la peña que vuela como si fuera una visera sobre las construcciones. El curioso nombre de este pueblo proviene del hecho que durante la Reconquista se intentó tomar esta población durante siete sitios (Septem nihil), pero no fue hasta el de 21 de septiembre de 1484 cuando se produjo la victoria final.
Tras pasear por sus calles empinadas, como todas las de los pueblos blancos, comemos uno de los restaurantes situado a al orillas del río Trejo y seguimos camino por la A-367 hacia la localidad malagueña de Ronda, capital de la Serranía de su mismo nombre. Es una población muy grande, con cerca de 34.000 habitantes, que se asienta sobre una meseta y que está herida por la enorme cicatriz del profundo tajo excavado por el río Guadalevín, al que asoman los edificios de su centro histórico.
Para buscar la foto más legendaria de Ronda bajamos por el casco antiguo con el Grand Cherokee por la calle Armillán. Al final del trayecto hacemos un giro de 180 grados por la calle de Prado Nuevo y tras un leve desvío a la derecha hacia la carretera de los Molinos nos adentramos por una vía estrecha en la que no caben dos coches, con un firme muy irregular en el que se agradece la suspensión neumática que permite alejar la carrocería del suelo hasta 275 mm. Tras el recorrido colocamos el coche justo en el punto más bajo del Tajo de Ronda, desde donde hay una vista única del Puente Nuevo. Una obra de ingeniería que fue construida entre 1751 y 1793. Hasta 1839 fue el puente más alto del mundo con con sus 98 metros y 70 de longitud.
Al final han sido 190 kilómetros en los que el Jeep se ha mostrado como un coloso ideal para viajar más allá del tipo de trazados, porque tanto el conductor como los pasajeros no tienen sensación de cansancio después de cerca de seis horas de recorrido por carreteras comarcales donde contrasta el verde de los paisajes con lo que se podría esperar de la provincia de Cádiz en pleno mes de agosto.
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