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Los berlineses disfrutaban ayer del centro de ciudad mientras se aprobaba la tercera dosis de la vacuna. EFE
Europa vuelve a ser, un año después, el epicentro mundial del coronavirus

Europa vuelve a ser, un año después, el epicentro mundial del coronavirus

Alemania avisa que los hospitales están al límite y Francia amplía el pasaporte sanitario hasta julio mientras los países del este viven una pesadilla

juan carlos barrena y Miguel Pérez

Corresponsal. Berlín

Viernes, 5 de noviembre 2021, 23:13

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La realidad que viven algunos países europeos, especialmente España, al que la revista 'The Lancet' elogia por acercarse al borde de la inmunidad de rebaño, es un espejismo para la mayor parte del continente. El peligro sigue ahí. El coronavirus es un depredador paciente. Acecha y aguarda su momento de atacar. Lo acaba de certificar la Organización Mundial de la Salud, De los 53 países que conforman la región europea sanitaria -incluidos varios del este y de Asia-, 42 ya han ingresado en un terreno minado y sufren el riesgo de colapso de sus hospitales. La OMS ha diluido las ilusiones y advierte que, un año después, Europa es de nuevo el «epicentro» mundial de la pandemia.

Existen diferentes factores que alimentan a la bestia, pero los dos motivos fundamentales que los expertos citan con rotundidad para explicar la nueva difusión del covid-19 residen en la población reticente a la vacunación -en este colectivo se detectan los casos más numerosos y graves, con una media del 80% de ocupación en cuidados intensivos- y el decaimiento de las restricciones en gran parte del territorio continental, empujado por los buenos datos clínicos de hace solo unos meses.

Pero el antiviral no entiende de espejismos. Aparte de la vacuna, los especialistas llaman a no bajar la guardia en medidas como la mascarilla o la distancia de seguridad; con mayor énfasisde cara a este invierno en que los ciudadanos permanecerán más tiempo reunidos en lugares cerrados. El virólogo alemán Hendrik Streeck advirtió ayer que habrá que estar muy alerta, ya que «entre los vacunados se tiene la impresión de que la pandemia se ha terminado», pero no se dan cuenta de que pueden contagiarse y transmitir el virus, aunque la enfermedad prácticamente no les afecte.

LA CLAVE:

  • Un invierno trágico. La OMS calcula que de aquí a febrero habrá medio millón de muertes si no se frena la epidemia

Las recomendaciones no son baladíes. Respecto a hace siete días, Europa ha registrado 1,8 millones de nuevos enfermos, lo que supone un incremento del 6% en relación a la semana anterior. Y unos 24.000 fallecidos (un 12% más), con una importante contribución de Rusia, donde el coronavirus siega un promedio de 2.000 vidas diarias. La OMS alerta de que, si no se toman precauciones y extiende la inmunización, de aquí a febrero la región puede convertirse en un cementario aún mayor y producirse 500.000 nuevas muertes.

La nueva ola rompe demasiados records de sufrimiento. Alemania, con casi 37.120 casos en un día, nunca antes se había enfrentado a una incidencia tan alta. Como al resto de la región, la vacunación le salva de la masacre. Austria también supera todas las estadísticas del último año. Se plantea confinar a los ciudadanos no vacunados y Viena, la capital, prevé reducir los aforos.

La transmisión es una «preocupación grave» en general, según la OMS, pero crítica en Rusia, Ucrania, Croacia, Eslovenia, Eslovaquia y Hungría. Un ejemplo: la Sanidad húngara anota una media de 6.000 contagios diarios, el doble que la semana pasada, lo que ha llevado al Gobierno a decretar la vacunación obligatoria de todos los funcionarios y pedir a los trabajadores del sector privado que hagan lo mismo. Otro: Rumanía, donde la red hospitalaria ha colapsado. Y un tercero: Dinamarca. El 10 de septiembre, el país eliminó las restricciones tras dar por controlada la pandemia. A mediados de octubre el covid-19 se reactivó y esta semana arroja las cifras de contagio más altas (2.5989) en un año.

Algo parecido sucede en Islandia, que vuelve a imponer el uso de mascarilla, la limitación de aforos en interiores y el toque de queda en la hostelería a las 23.30 horas, al menos, hasta el 8 de diciembre. Mientras, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, anunció ayer la adquisión por parte de su Gobierno de medicamentos contra el covid-19 como el remdesivir, «aún no aprobados» por la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

Llega la Navidad

El temor se extiende por Alemania, Reino Unido -la vecina Irlanda apuesta por volver a las restricciones- o Francia, cuyo Parlamento acaba de aprobar el uso del pasaporte sanitario hasta el 31 de julio de 2022. La controvertida medida, criticada por la oposición y contestada en la calle por los movimientos antivacunas, se «justifica por completo» en la actual situación pandémica y en su «evolución en los próximos meses», según un portavoz del Elíseo.

Decenas de gobernantes empiezan a barajar ya la posibilidad de que las Navidades deban celebrarse este año bajo ajustes sanitarios para evitar que la profusión de contactos y el incremento de la movilidad disparen la nueva oleada vírica. Entre ellos se encuentra Alemania.

Los ministros de Salud de los dieciséis Estados germanos salieron ayer de un cónclave de dos días motivado por la emergencia sanitaria con una batería de medidas contra el coronavirus. Según el responsable federal de Sanidad, Jens Spah, los hospitales se encuentran al límite e incluso en algunos casos los pacientes son trasladados de uno a otro centro por problemas de saturación.

Los ministros acordaron ofrecer la vacuna de refresco, el llamado 'booster', a todos los ciudadanos seis meses después de haber recibido la última. La conferencia ministerial cedió a las presiones de Spahn, pese a que la Comisión Permanente de Vacunación recomienda hasta ahora inmunizar por tercera vez solo a los mayores de 70 años o personas de riesgo por su profesión o cuadro clínico.Los responsables de los 'länder' apostaron por reactivar los grandes centros de vacunación, que habían sido clausurados en su mayoría el pasado septiembre ante la remisión entonces de la pandemia.

«La situación es en parte dramática, preocupante y cualquier cosa menos alarmante», dijo el ministro de Sanidad de Baviera, Klaus Holetschek, quien añadió que «desde mi punto de vista nos encontramos en plena situación de emergencia». Holetschek se mostró partidario de no finalizar la alarma nacional, al tiempo que el epidemiólogo Uwe Janssens advirtió que, debido a la falta de personal, muchas unidades de cuidados intensivos están llegando al límite de sus capacidades.

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