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Los negociadores de Ucrania y Rusia, junto al Presidente de Turquia, Recep Tayyip Erdoğan. efe

Rusia reducirá «drásticamente» los ataques y Ucrania renunciará a la OTAN

Los dos países dan pasos en Turquía para facilitar un acuerdo de paz que reservaría una cláusula aparte a Crimea y Donbás

rafael m. mañueco

Moscú

Martes, 29 de marzo 2022

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Rusia y Ucrania dieron este martes en Turquía las señales más claras de avanzar hacia un entendimiento desde que la guerra comenzara hace cinco semanas. Aunque todo se mueve en el terreno de la eventualidad y la hipótesis, dos hechos apuntan a lo que parece un desbloqueo incipiente de las posturas entre las dos delegaciones. El Ministerio de Defensa ruso anunció una reducción «drástica» de la actividad militar en torno a Kiev y Chernígov, aunque su principal negociador ruso, Vladímir Medinski, matizó que «la desescalada en esta zona no significa un alto el fuego».

Por su parte, el jefe de la delegación ucraniana en esta nueva ronda de conversaciones iniciadas en Estambul, David Arajamía, informó que Kiev ha presentado una propuesta integral a Moscú para poner fin a la guerra. Medinski, que calificó el encuentro de «constructivo», aseguró que el borrador será ahora estudiado por el Kremlin y después «la Federación Rusa responderá con su propia iniciativa».

Lo que, de acuerdo con las palabras de Arajamía, está ya pactado y contaría inicialmente con el visto bueno de Moscú es que Ucrania podría recibir garantías de seguridad de Estados Unidos, Francia, Turquía, Alemania, Canadá, Polonia e Israel de que no volverá ser atacada por Rusia ni por ningún otro Estado. Con estos países, si se acepta la proposición, Ucrania tendría las mismas garantías que establece el artículo 5 de la OTAN. Es decir, si fuera objeto de una agresión, se iniciarían consultas en un plazo de tres días con el atacante y, si no dieran resultado, los países garantes tendrían que ayudar militarmente al país y proceder a establecer una zona de exclusión aérea sobre su territorio. Algunos de los gobiernos habrían dado ya su aprobación al esquema de forma preliminar, aunque no se especifica cuáles en concreto.

Al mismo tiempo, Kiev se compromete a no integrarse en la OTAN, ser un Estado «neutral» de forma permanente, renunciar a las armas nucleares y no permitir el despliegue en su territorio de bases militares extranjeras. Arajamía argumentó, no obstante, que «tenemos problemas sin resolver» en relación con Donbás y Crimea, por lo que las garantías de protección no se extenderán a esos dos enclaves. Igualmente, Kiev tendría luz verde para incorporarse a la Unión Europea.

Por su parte, el negociador y asesor de la Presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, aseguró que «con respecto a Crimea, tendrá una cláusula separada del acuerdo. Mantendremos conversaciones con Rusia sobre este enclave durante 15 años, durante los cuales no habrá hostilidades». Podoliak sostuvo que la cuestión de Donbás «también figurará en una cláusula aparte, y será abordada directamente por los presidentes de Ucrania y Rusia».

«Ucrania funciona un poco diferente a la Federación Rusa. Para nosotros lo principal es que el Estado se comunique con la sociedad. La implementación de la decisión –sobre el conjunto del futuro acuerdo- seguirá el procedimiento de referéndum y ratificación por los parlamentos de los países garantes», señaló el asesor.

LAS CLAVES:

  • Seguridad. Kiev recibiría garantías de EE UU, Francia, Alemania y otros países de que no será atacada de nuevo

  • Concesiones posibles. Ucrania promete no admitir bases extranjeras y Moscú está predispuesto a dejar que entre en la UE

  • El Kremlin. El descenso de los ataques pretende «aumentar la confianza mutua (...) con el fin de firmar un pacto»

Satisfecho con el desarrollo de una reunión «constructiva», Medinski anunció incluso que una cumbre entre los presidentes ruso y ucraniano, Vladímir Putin y Volodímir Zelenski, «es posible que tenga lugar de forma simultánea con la firma del tratado definitivo por parte de los ministerios de Exteriores de Rusia y Ucrania». Arajamía lo corroboró al subrayar que «los resultados de la reunión de hoy (por ayer) son ya suficientes para un encuentro a nivel de jefes de Estado».

El jefe de la delegación rusa estimó que su país «ha dado dos pasos al encuentro de Ucrania para desescalar el conflicto». También afirmó que la Federación considerará las propuestas del Gobierno de Kiev trasladando a Putin toda la información. Junto a él, el viceministro de Defensa, Alexánder Fomín, afirmó que la decisión de «reducir drásticamente» las operaciones militares en Kiev y Chernígov pretende «aumentar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para nuevas negociaciones con el objetivo final de firmar un acuerdo».

Estados Unidos desconfía

Sin embargo, Estados Unidos no confía demasiado en la tímida aproximación alcanzada entre Moscú y Kiev. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, no observa «verdadera seriedad» por parte de Rusia en un compromiso hacia la paz. «Está lo que Rusia dice y está lo que Rusia hace. Vamos a centrarnos en esto último», manifestó Blinken desde Rabat. Dijo temer que todo sea una estratagema engañosa e insistió en que lo que tiene que hacer el Kremlin es «poner fin a la agresión, dejar de disparar, retirar las fuerzas y, por supuesto, implicarse en el diálogo». También Francia, Italia y Alemania llamaron al resto de Occidente a mantener la guardia alta.

Fue el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, cuya desaparición de la escena pública había alimentado todo tipo de especulaciones, quien este martes habló de la guerra por primera vez en más de quince días. Repitió lo que ya adelantó el pasado viernes su adjunto, Serguéi Rudskói, sobre que las tropas rusas han «finalizado la primera fase de la operación especial» y se concentrarán en la «liberación» de Donbás.

«Las tareas principales de la primera fase de operaciones han sido completadas. El potencial de combate de las fuerzas armadas ucranianas se ha reducido. Han sufrido daños significativos».El objetivo prioritario ahora «será la liberación» de la región separatista, añadió. Shoigu precisó además que la fuerza aérea de Ucrania y sus defensas antiaéreas «han quedado prácticamente destruidas». Lo mismo dijo en relación con la marina de guerra: «La armada del país ha dejado de existir». Eso sí, el ministro de Defensa advirtió que Moscú «responderá de forma adecuada a cualquier envío de aviones o sistemas antiaéreos a Ucrania por parte de la OTAN».

Las negociaciones de este martes en Estambul duraron unas tres horas y comenzaron con una breve alocución dirigida a ambas delegaciones por parte del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Aunque no forma parte del equipo negociador, estuvo presente el conocido oligarca ruso Román Abramóvich que departió animadamente con Erdogan, si bien se mantuvo al margen de la negociación. Tras los rumores sobre su supuesto envenenamiento, desmentido este martes por el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, Abramóvich dijo encontrarse bien. El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, manifestó que «se ha alcanzado un entendimiento mutuo y un consenso en algunos asuntos, los progresos más significativos se han logrado precisamente hoy -por este martes-» en Estambul.

Las negociaciones entre Kiev y Moscú comenzaron el pasado 28 de febrero en Bielorrusia, cuatro días después del inicio de la «operación especial» lanzada por Putin contra Ucrania. El 3 de marzo, también en Bielorrusia, lograron el primer acuerdo, consistente en abrir «corredores humanitarios» en las zonas de conflicto para poder evacuar a la población civil. A fin de facilitar el operativo, se decidió un cese de las hostilidades en las áreas concernidas. Pero todo quedó en papel mojado.

A continuación prosiguieron los contactos durante varios días a través de videoconferencia. El 10 de marzo, se reunieron también en Turquía, en Antalya, por primera vez, los ministros de Exteriores ruso y ucraniano, Serguéi Lavrov y Dmitro Kuleba, también sin acercamiento alguno. Durante la rueda de prensa que ofreció aquel día, Lavrov sostuvo que su país «no ha atacado a Ucrania».

Desconfianza aliada y apoyo a Kiev

Los líderes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia coincidió este martes en que los aliados occidentales no deben «relajarse» frente a Rusia hasta que el «horror» en Ucrania termine. Joe Biden, Boris Johnson, Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Mario Draghi abordaron durante la jornada la situación en Ucrania y discutido acerca de la necesidad de trabajar unidos para «remodelar» la arquitectura de energía internacional y «reducir» la dependencia de los hidrocarburos rusos.

Además, acordaron la necesidad de apoyar a la ciudadanía ucraniana «en su lucha» contra «la barbarie» rusa, según un comunicado difundido por la oficina de Johnson. El 'premier' británico destacó los «espantosos» ataques que se llevan a cabo en ciudades como Mariúpol, que está cercada por las fuerzas rusas y lleva sufriendo bombardeos varias semanas.

Por su parte, la Casa Blanca también emitió un comunicado sobre la llamada en el que subrayó la necesidad de destinar ayuda humanitaria a la ciudadanía de Mariúpol. De igual modo, Washington incidió en que Biden y el resto de líderes apostaron por brindar a Ucrania «asistencia de seguridad» para defenderse del ataque «injustificado y no provocado» de Rusia.

De forma paralela, Johnson reiteró que la comunidad internacional debe juzgar «al régimen de (el presidente de Rusia, Vladimir) Putin por sus acciones, no por sus palabras». «Putin está retorciendo un cuchillo en la herida abierta de Ucrania en un intento de forzar al país y sus aliados a capitular», indicó, antes de instar a sus interlocutores a ser «implacables» en su respuesta. Los líderes acordaron mantener un contacto «estrecho».

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