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Putin. Archivo
Crisis diplomática entre Rusia y República Checa por un caso de espionaje

Crisis diplomática entre Rusia y República Checa por un caso de espionaje

Moscú expulsa a 20 empleados de la Embajada checa, después que Praga acusó a 18 empleados de la legación rusa de realizar tareas de inteligencia y de haber participar en un sabotaje contra un depósito de armas en la localidad de Vrbetice

Rafael M. Mañueco

Corresponsal en Moscú

Lunes, 19 de abril 2021, 11:12

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Rusia ha decidido responder de forma contundente a la expulsión anunciada el sábado de 18 diplomáticos rusos que trabajaban en la embajada en Praga. De acuerdo con el contenido de un comunicado difundido por el Ministerio de Exteriores ruso, 20 empleados de la Embajada en Moscú de la República Checa tuvieron que abandonar Rusia este lunes mismo, sin tiempo apenas de hacer las maletas.

El Gobierno de la República Checa acusó a estos 18 miembros de la Legación diplomática rusa de realizar tareas de inteligencia y de haber participado en la cobertura de la acción de sabotaje llevada a cabo en 2014 contra un depósito de armas en la localidad de Vrbetice, al oeste del país. La acción, según Praga, la habrían perpetrado los agentes de la inteligencia militar rusa (GRU), Alexánder Petrov y Ruslán Boshírov, los mismos a los que Londres atribuyó el envenenamiento del ex espía soviético, Serguéi Skripal y su hija Julia, hace tres años, en Salisbury.

Los verdaderos nombres de Boshírov y Petrov son Anatoli Chepiga y Alexánder Mishkin, sospechosos del intento de asesinato de Skripal y cuya unidad de inteligencia se la vincula también con un supuesto intento de injerencia en Cataluña y un intento de golpe de Estado en Montenegro. El arsenal número 16 de la base de Vrbetice hizo explosión el 16 de octubre de 2014 y un segundo depósito, el número 12, corrió la misma suerte dos meses después. Además de dos muertos y cuantiosos daños materiales, otra de las consecuencias de la acción de sabotaje, motivada al parecer para evitar que las armas fueran transferidas a Bulgaria, fue que hubo que evacuar varias poblaciones cercanas.

Pero el Ministerio de Exteriores ruso calificó de «delirantes», «absurdas», «hostiles» y «sin precedentes» las acusaciones del Gobierno checo. Cree que tales acciones están instigadas por Washington. Por eso declaró «persona non grata» a los 20 diplomáticos checos, dos más de los que expulsa Praga, y encima les obliga a salir del país a toda velocidad.

«Sólidos motivos»

El comunicado anunciando las deportaciones fue emitido inmediatamente después de que el embajador checo en Moscú, Vitezslav Pivonka, acudiera a la sede de Exteriores rusa precisamente para ser puesto al corriente de la medida. El primer ministro checo, Andrej Babis, dijo el sábado que «tenemos sólidos motivos para sospechar de la participación de agentes de la unidad 29155 del GRU en la explosión del depósito de municiones en Vrbetice». Todo esto se produce en un contexto en el que, la semana pasada, Rusia intercambió expulsiones de diplomáticos también con Estados Unidos, Polonia y Ucrania.

La principal consecuencia que acarreará probablemente para Rusia el deterioro de las relaciones con Praga es que la corporación rusa Rosatom perderá la licitación para la construcción de un nuevo reactor en la central nuclear checa de Dukovany, al sureste del país. El ministro de Industria checo, Karel Havlicek, cree «improbable» que Rusia pueda ahora acceder al proyecto, lo que supondrá para Rosatom la pérdida de un importante contrato.

Hasta la adquisición prevista de dosis de la vacuna rusa Spútnik V se verá afectada. El Gobierno checo no considera ya relevante la cuestión y ha asegurado que se centrará ahora en las vacunas aprobadas por la UE. El viaje de una delegación checa a Moscú para concretar los detalles del suministro del medicamento ha sido cancelado.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores checo no excluye más medidas en relación con Rusia. El viceprimer ministro y ministro de Exteriores interino, Jan Hamacek, asegura que podrían producirse nuevas expulsiones. «Debido a la dureza con la que ha reaccionado Rusia, me reuniré con el primer ministro Babis y discutiremos cuándo y qué medidas se tomarán», declaró ayer Hamacek.

Christo Grozev, uno de los responsables del grupo de investigación independiente Bellingcat señaló ayer que el empresario búlgaro relacionado con la compra de las armas destruidas en Vrbetice sufrió dos intentos de envenenamiento con el agente químico de alta toxicidad «Novichok», el empleado contra Skripal. De ahí que la ministra de Exteriores búlgara, Ekaterina Zajárieva, haya ofrecido asistencia a la República Checa para esclarecer lo sucedido en Vrbetice y determinar en profundidad la responsabilidad de Rusia en las explosiones.

«Rumores falsos»

Dentro de la Unión Europea, en su pulso con Rusia, la República Checa ha recibido el apoyo de Alemania, Polonia, Eslovaquia y la tres repúblicas bálticas. El jefe de la Diplomacia europea, Josep Borrell, también ha emitido un comunicado en la misma línea. Praga además ha recibido muestras de solidaridad de Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania.

Praga y Moscú vivieron el año pasado una crisis a cuenta de unos «rumores falsos» de dos diplomáticos rusos sobre un supuesto plan para envenenar a políticos checos críticos con la política del presidente Vladímir Putin, entre ellos el alcalde de la capital checa, Zdenek Hrib. La cuestión acabó con la expulsión de los dos empleados de la Embajada rusa, medida que Moscú respondió con otras dos deportaciones.

En abril de 2020, los servicios secretos checos recibieron una información confidencial procedente de esos dos empleados rusos sobre la preparación de atentados, información que luego se filtró a la prensa y causó un enorme escándalo. Hrib y otros dos políticos más recibieron protección policial.

El jefe del Gobierno comentó entonces que «un empleado de la embajada envió información deliberadamente inventada sobre un ataque planificado contra políticos checos». Babis dijo que la gamberrada fue fruto de una supuesta «lucha interna entre empleados de la embajada rusa en Praga».

El contraespionaje checo ha venido advirtiendo de la incesante actividad de espías rusos en la República Checa y de ciberataques lanzados desde Moscú. En Rusia no gustó nada la retirada de una estatua de la era comunista dedicada al general soviético Iván Kónev y menos aún que se diera el nombre de Borís Nemtsov, el opositor asesinado hace seis años frente al Kremlin, a la plaza en donde se encuentra la Embajada rusa en Praga.

Parálisis en la Embajada checa

El viceprimer ministro y ministro de Exteriores interino, Jan Hamacek, ha admitido que la deportación de 20 diplomáticos «ha paralizado el trabajo de nuestra embajada en Moscú», en donde sostienen que solamente funciona la sección consular. La solución que piensan adoptar es trasladar a la capital rusa empleados de varios consulados checos en otras ciudades de Rusia.

Ni siquiera van a poder contratar a personal auxiliar ruso, como hacen casi todas las embajadas extranjeras, ya que el Ministerio de Exteriores ruso lo ha prohibido a partir de ahora, medida también aplicada en relación con Estados Unidos. Los diplomáticos checos que este lunes tuvieron que abandonar Rusia deprisa y corriendo organizaron una acción simbólica de protesta frente al edificio de la embajada aplaudiendo y haciendo sonar las bocinas de sus vehículos.

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