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Una mujer es abrazada tras sobrevivir al bombardeo del edificio en el que vívía en Kiev. EFE/Vídeo: Atlas

«¿Así viene Putin a liberarnos?»

Los primeros ataques contra el centro de Kiev alcanzan barrios populares rusófonos sin valor militar con el objetivo de extender el éxodo entre civiles

Mikel Ayestaran

Enviado especial a Kiev

Lunes, 14 de marzo 2022

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«¿Así viene Putin a liberarnos?», es la pregunta que se formulaba una y otra vez Victor Levsevski a unos metros de lo que era su apartamento. La vivienda en la que había invertido todos sus ahorros y donde disfrutaba de su jubilación junto a su esposa y su perro es ahora escombro. La guerra se ha intensificado en los últimos días en los alrededores de Kiev y Rusia dio este lunes un paso más al bombardear varios lugares dentro de la capital, entre ellos el barrio de Obolon, uno de los distritos más populares de la ciudad.

Un proyectil impactó en el hueco de la escalera del edificio de nueve pisos. «Fue como un terremoto. De pronto la casa retumbó y sentimos como un fuerte viento, una especie de tsunami. Salimos volando a la calle entre el humo y las llamas», recordaba Víctor rodeado de sus vecinos, todos con la mirada perdida, sin terminar de encajar que su vida ha cambiado para siempre. «Lo primero que he hecho es tocarme los brazos, la cabeza y las piernas para cerciorarme de que seguía vivo, luego he mirado al edificio y…». El jubilado rompió a llorar de emoción. En el fondo se sentía afortunado porque salvó la vida. Otros dos vecinos no tuvieron esa suerte. Pero sabía que nada será igual a partir de ahora. Le tocaba intentar rescatar todo lo aprovechable y buscar un refugio donde pasar la noche.

Obolon es todo un aviso para los ciudadanos de Kiev. Hasta ahora era un lugar conocido por sus grandes centros comerciales y la factoría de cerveza homónima, la mayor del país. Ahora es también la tarjeta de presentación de los rusos en la capital. El edificio de Víctor era una casa de gente humilde. No había oposiciones militares a la vista. Un ataque directo de este tipo contra estructuras civiles busca aterrorizar a los vecinos para que se vayan y vacíen los accesos a la capital antes de una operación a gran escala.

Visita del alcalde

Alina vivía en el bloque vecino. Este barrio, como otros de la periferia de Kiev, son urbanizaciones de la era soviética con bloques y bloques de edificios de la misma altura. Una especie de Tetris de cemento con parques y zonas verdes separando un bloque del otro. «Ha impactado al lado, pero el mío puede ser el próximo. Estaba en el balcón cuando ha sucedido el ataque y todo ha retumbado. Los cristales de mi cocina se han roto, pero no he sufrido ningún daño y soy muy afortunada», aseguraba Galina, que a sus 87 años no tiene intención alguna de abandonar el barrio.

«No es una sorpresa porque ya hemos visto en las últimas semanas que Putin ataca hospitales, guarderías o escuelas. No respeta nada y para él los civiles somos invisibles. Es una persona enferma», lamentaba la anciana, una de las pocas personas que se puede ver en Kiev con mascarilla. La guerra ha borrado la pandemia de la mente de los kievitas, pero no de la de Galina, que frente a dos coches calcinados mantenía los protocolos de seguridad contra el virus.

Cada día que pasa aumentan los muertos, los desplazados internos, los refugiados en el extranjero y la destrucción. El alcalde de la capital, el exboxeador Vitali Klitschko, visitó el edificio atacado en Obolon para hablar ante la prensa internacional y nacional. «Es un ataque directo y claro contra civiles, su única estrategia es matar y destruir. Tenemos que defender a los nuestros. Nunca nos vamos a rendir. Todos somos objetivo de Rusia y por eso llamo a la unidad, debemos estar unidos», comentó el político, quien recuerda que «este es el precio que estamos pagando por querer ser un país democrático y libre. No queremos volver a estar bajo el control ruso. Ya lo estuvimos durante la Unión Soviética y no pensamos repetir».

Klitschko caminó entre los cristales y cascotes. Su figura de dos metros sobresalía entre los enviados especiales. Se paró frente al gran boquete que el proyectil había dejado en la fachada de la vivienda. Se giró y miró a las cámaras para enviar un mensaje directo a Putin: «Para la guerra y saca a tus tropas de nuestra tierra».

«Reconstruiremos cada casa»

Las primeras imágenes de destrucción en Kiev, sumadas a las de las zonas cero en barrios de Mariúpol o Járkov tras los combates de los últimos días, llevaron al presidente, Vladimir Zelenski, a dirigir un vídeomensaje a la nación en el que aseguró que «reconstruiremos cada calle, cada casa dañada en la guerra». Según el cada vez más popular dirigente «el consejo de ministros trabaja en una normativa que estará lista en 48 horas y, en cuanto termine la guerra, seremos capaces de reconstruir la infraestructura dañada con rapidez y a ello dirigiremos la ayuda que nos llega del exterior».

LAS CLAVES:

  • Galina, 87 años. «Ataca hospitales, escuelas o guarderías. No respeta nada y para él los civiles somos invisibles. Es una persona enferma»

  • Vlodímir Zelenski. «Reconstruiremos cada calle, cada casa dañada en la guerra»

Las promesas de Zelensky de poco le sirvieron a los Levsevski y al resto de familias afectadas en Obolon. Víctor y los suyos contactaron con un familiar que vive más cerca del centro y durmieron allí. El alcalde se ha marchó después de hablar con la prensa, pero no tuvo tiempo para ellos. Víctor, sentado en un banco frente al portal, sujetaba a su perro de la correa y los ojos apagados del pastor alemán eran un vivo reflejo de los de su amo.

«¿En qué idioma hablo? En ruso. ¿Dónde me he educado? En la URSS. Yo no hablo ni una palabra en ucraniano, no estoy interesado en política, ni en el choque entre Kiev y Moscú. Solo quiero seguir con la vida que tenía antes de la guerra. ¿Qué será de nosotros? Putin habla de liberación desde su lujoso búnker, pero solo desearía tenerle a mano para cortarle la garganta», sostuvo con desesperación este hombretón, desolado y en estado de shock, que sigue tocándose brazos, piernas y cabeza para comprobar que sigue vivo. Es un superviviente del primer ataque directo a un bloque de apartamentos en Kiev.

Con las explosiones cada vez más nítidas de fondo, los servicios de limpieza se afanaban en limpiar la calle y retirar los cristales y restos del proyectil. Frente al edificio hay un flamante campo de fútbol de hierba artificial y una escuela de secundaria. La guerra ha paralizado clases y deportes, el día a día en Obolon. El esqueleto del edificio atacado es el espejo en el que el resto de vecinos se mira de reojo. Saben que el suyo puede ser el siguiente.

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