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Los habitantes de Beirut tratan de recuperar la normalidad una semana después de la fatídica explosión en el puerto. AFP
La llegada de ayuda a Líbano depende de reformas políticas y económicas

La llegada de ayuda a Líbano depende de reformas políticas y económicas

La teleconferencia de donantes del fin de semana recaudó 250 millones de euros para ayuda de emergencia, una cantidad muy alejada de las necesidades sobre el terreno en un país que ya tenía una economía hundida

mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Miércoles, 12 de agosto 2020, 17:45

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Las protestas que han vuelto a Beirut tras la explosión en el puerto han obligado a dimitir al gobierno, pero para lograr cambios en el sistema la presión internacional deberá sumarse a la de las calles. Emmanuel Macron fue el primer alto cargo en visitar la capital libanesa tras el desastre que costó la vida a 200 personas y destrozó media ciudad y dio un ultimátum a los dirigentes para que introdujeran reformas. El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, siguió los pasos del presidente francés y viajó a Beirut donde, tras visitar la zona cero, se entrevistó con el presidente Michele Aoun a quien le advirtió que «es imposible que las cosas sean como antes. La comunidad internacional está dispuesta a invertir, pero estas inversiones necesitan garantías. Es importante tener un gobierno que combata la corrupción».

La teleconferencia de donantes del fin de semana recaudó 250 millones de euros para ayuda de emergencia, una cantidad muy alejada de las necesidades sobre el terreno en un país que ya tenía una economía hundida y que podría necesitar 30 mil millones como rescate, según diferentes estimaciones. El nuevo gobierno deberá revisar el plan de rescate que el anterior negociaba desde mayo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), aunque las conversaciones quedaron congeladas debido al nulo progreso en las reformas exigidas por el organismo internacional.

Otro problema al que se enfrenta el país es la nueva ley que el Congreso de Estados Unidos debate desde hace meses para imponer sanciones a aquellos cargos públicos libaneses por «su relación con Hizbolá y la violación de derechos humanos», recogió Asharq al-Awsat. El Partido de Dios es considerado «organización terrorista» por Washington y, según el diario saudí, el portavoz del parlamento, Nabih Berri, sería uno de los nombres en la lista de sancionados por la estrecha relación entre su partido, Amal, y Hizbolá. Esta ley se sumaría a la estrategía de máxima presión de Donald Trump contra Irán y sus aliados en la región.

Puerto, operativo

Ha pasado ya más de una semana desde la explosión y Líbano cuenta con un gobierno dimisionario en funciones hasta que se llegue un acuerdo entre todas las partes para designar un nuevo primer ministro. Las autoridades establecieron un plazo de cuatro días para dar el resultado de la investigación, pero hasta ahora no hay información al respecto. Tras la filtración a la prensa del martes, la presidencia emitió un comunicado en el que admitió que Aoun «fue informado el 20 de julio 2020 a través del informe de Seguridad del Estado de la presencia de una gran cantidad de nitrato de amonio en un almacén del puerto de Beirut, el consejero militar de su excelencia informó al secretario general del Consejo Supremo de Defensa».

En medio del caos político y el dolor por las vidas perdidas, la buena noticia de la jornada llegó desde el puerto, que retomó su actividad de forma parcial, lo que asegura la entrada de alimentos al país. El ministro de Economía en funciones, Raoul Nehme, informó vía Twitter que «doce de las dieciséis grúas están trabajando» y añadió que «tenemos unas reservas de 32.000 toneladas de harina a las que hay que sumar las 110.000 que llegarán en las próximas dos semanas, lo que garantiza el suministro para cuatro meses». Peor situación presentan los centros médicos ya que la mitad de ellos «no están operativos» tras la explosión, según el estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Entre ellos figuras tres grandes hospitales.

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