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May se compromete a evitar una frontera dura, pero rechaza la salvaguarda

La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, reiteró este martes su compromiso para evitar una barrera dura entre las dos Irlandas tras el brexit, pero advirtió de que no puede aceptar la solución propuesta por Bruselas para asegurar la invisibilidad de esa frontera.

Javier Aja (Efe) / Dublín

Jueves, 1 de enero 1970

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A menos de dos meses de que se consume la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), prevista para el 29 de marzo, May inició este martes una visita de dos días a la provincia británica de Irlanda del Norte para abordar, dijo, "la preocupación" y "ansiedad" que genera la cuestión de la salvaguarda fronteriza, principal escollo para lograr un divorcio pactado.

May aseguró que, en cualquier escenario futuro, "protegerá el acuerdo de paz de 1998", el texto que puso fin a décadas de conflicto armado en Irlanda del Norte y parte de cuyo éxito radica en la fluidez de la frontera con la República de Irlanda.

En un discurso pronunciado en Belfast ante empresarios norirlandeses, May también reconoció que ella misma defendió la citada salvaguarda (backstop en inglés), recogida en el acuerdo del brexit que pactó con Bruselas el pasado noviembre, aunque subrayó que ahora es "inviable".

"Peleé duro para defenderlo en su forma actual. Creí que lograría el respaldo mayoritario de la Cámara de los Comunes, pero tengo que aceptar el hecho de que no es así y de que la clave está en cambiar la salvaguarda", declaró la jefa del Gobierno británico.

May hizo hincapié en la palabra "cambiar", como alternativa a la opción de eliminar totalmente del acuerdo el backstop, la preferida por el sector eurófobo de su formación y el norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), cuyos diez diputados en Londres le permiten gobernar en minoría.

"No quiero persuadir a la ciudadanía (de Irlanda del Norte) para que acepte un pacto que no contenga esa póliza de seguro para el futuro. Lo que el Parlamento ha dicho es que cree que debe haber cambios en la salvaguarda", insistió May.

May abandonará Irlanda del Norte el miércoles y tiene previsto regresar en los próximos días a Bruselas para tratar de mejorar su acuerdo de brexit, que ratificaron los Veintisiete el pasado 25 de noviembre pero que rechazó la Cámara de los Comunes el 15 de enero.

Los Comunes le han pedido que busque "arreglos alternativos" sobre el backstop, diseñado para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas una vez se concrete el divorcio, clave también para sus economías, altamente conectadas.

"Sé que la posibilidad de cambiar la salvaguarda y reabrir el acuerdo de salida genera ansiedad aquí en Irlanda del Norte y en Irlanda, porque es aquí donde se notarán más las consecuencias de lo que acordemos", afirmó May.

Asimismo, concedió que la mayoría del electorado norirlandés rechazó el brexit en el referéndum de 2016 y que "muchos sienten que, de nuevo", la decisiones que se toman en Londres tienen un "impacto profundo y, a menudo, indeseado" en la región.

"Estoy decidida a trabajar para lograr una solución que tenga un amplio respaldo entre toda la comunidad de Irlanda del Norte", agregó.

En este sentido, May mantendrá este miércoles en Belfast reuniones con los líderes de los partidos norirlandeses, divididos, al igual que el Parlamento de Londres, sobre el proceso de salida de la UE y la cuestión fronteriza.

La premier hablará con el DUP y con los nacionalistas del Sinn Féin, proeuropeos y partidarios de la unificación de Irlanda, que ven necesario que se establezca una cláusula que garantice la inexistencia de una frontera y un contacto fluido con la vecina República de Irlanda.

La salvaguarda establece que si no hubiera un acuerdo comercial entre la UE y el Reino Unido al final del periodo de transición, en diciembre de 2020, seguirían en una unión aduanera, pero Irlanda del Norte tendría un estatus especial más alineado con el mercado único europeo.

Por ello, la líder del DUP, Arlene Foster, dijo este martes que el backstop es una solución "tóxica" para los "que vivimos aquí" y para "los unionistas del Reino Unido", pues "provocará la ruptura" de todo el país "a medio y largo plazo".

"Nadie quiere una barrera en la isla de Irlanda. Pero esto no puede evitarse a costa de levantar una frontera interna en el Reino Unido. Eso es inaceptable", afirmó Foster.

Dublín y Bruselas se han mostrado inflexibles con el tema de la salvaguarda y han recalcado que el pacto de salida no puede ser renegociado, una posición que cuenta con el apoyo de los otros veintiséis países que seguirán en la UE tras esta separación.

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