Borrar
Isabel II y el duque de Edimburgo. Efe
Felipe, el hombre que nunca hizo sombra a la reina

Felipe, el hombre que nunca hizo sombra a la reina

David Mathieson

Viernes, 9 de abril 2021, 13:47

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, vivió una vida de luces y sombras. Durante más de setenta años compartió la misma agenda pública que la reina, siempre en el foco de los medios de comunicación tanto británicos como internacionales. Pero, al mismo tiempo, de él se esperaba, se pedía, que se quedara un paso por detrás de ella, siempre a la sombra de la monarca más longeva que ha dado la historia británica. Fue una contradicción que manejó con destreza y una inquebrantable lealtad a la institución de la Corona. Pero, como bien se sabe por la experiencia de Diana de Gales o Meghan Markle, desempeñar el papel de consorte de un miembro de la Familia Real británica no resulta nada fácil.

Invirtió varios de sus 99 años en intentar conciliar y subsanar las incongruencias de su vida. En una famosa fotografía de juventud, en el funeral de su hermana en 1937, aparece flanqueado por familiares de los Battenburg vestidos con los uniformes del ejército alemán y del partido nazi. Este vínculo con aquella Alemania no sentó bien en el establishment británico y, de hecho, cuando contrajo matrimonio con la joven princesa Isabel en 1947 muchos de sus familiares no fueron invitados a la boda.

Felipe nunca mostró simpatía por el régimen de Hitler y más tarde sirvió con distinción en la marina británica. De hecho, su tío, Lord Louis Mountbatten, fue almirante de la flota. Y algunos amigos han destacado que los días más felices de su vida fueron los que pasó en la marina. Tal vez fuera por la libertad de estar lejos de la Corte, en alta mar y con la posibilidad de tomar el mando de otros hombres, en lugar de ser siempre el número 2 de una mujer -incluso de la mujer a la que había amado mucho casi desde su primer encuentro-.

A veces resultaba evidente que las contradicciones y frustraciones de su vida le eran difícil de soportar. Su relación con los periodistas fue por momentos tensa y no le importaba utilizar expresiones o apodos políticamente incorrectos. Y su falta de empatía con los súbditos de la Reina menos afortunados que él podía llegar a ser vergonzosa: durante una severa recesión económica en los años 80, el príncipe Felipe comentó que no entendía por qué los trabajadores, que siempre reclamaban más tiempo para el ocio, ahora se quejaban de estar en el paro.

Pero ese, quizás, sea el punto más conmovedor para muchos de los que hoy forman el pueblo británico. Con todas sus singularidades, el duque de Edimburgo representaba otra época, una era de morales diferentes, pero con grandes certidumbres: Gran Bretaña tenía un papel definido en el mundo (el imperio británico) e hizo lo correcto (derrotar al nazismo en la segunda Guerra Mundial). Con la reina Isabel, Felipe acompañó al pueblo británico en más de medio siglo de los años más importantes en su historia. Hoy, que nadie lo dude, deja una viuda con una tristeza inmensa después de más de siete décadas juntos. Y también deja un pueblo más desorientado que nunca, un país de luto en el que hay aún menos luz y una sombra muy larga.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios