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Íñigo Gurruchaga
Corresponsal en Londres
Viernes, 13 de mayo 2022, 18:41
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La Asamblea autonómica de Irlanda del Norte pagará salarios a los 90 diputados elegidos la pasada semana, pero no podrá reunirse por la negativa del Partido Democrático Unionista (DUP) a participar en la elección de su 'speaker' o presidente. Su restauración depende de que el Gobierno británico anule parte del Acuerdo de Retirada de la Unión Europea que regula el 'brexit'.
Los partidos moderados del unionismo (UUP) y del nacionalismo (SDLP) propusieron candidatos para ocupar la presidencia, pero la ley de la autonomía exige mayorías en los dos bloques, que no alcanzaron. La Asamblea no puede reunirse porque no tiene quien la convoque, pero los ministros que ejercían antes de las elecciones seguirán supervisando sus departamentos con limitados poderes.
La suspensión de la autonomía se extenderá hasta que el DUP cambie de posición. En el único debate asambleario hasta entonces, el DUP argumentó que son incompatibles el Acuerdo del Viernes Santo de 1998 y el Protocolo irlandés, parte del tratado internacional que selló el 'brexit' y los otros partidos le criticaron por privar a la provincia de gobernación en un momento de agudas dificultades económicas.
El colapso impide que el Sinn Féin ocupe la posición de ministra principal del Ejecutivo, tras obtener el mayor número de escaños el pasado jueves. Su victoria tiene un significado simbólico por ser la primera de un partido de cultura católica o nacionalista. Michelle O'Neill, líder y candidata de los republicanos, utilizó en su discurso, por primera vez en la Asamblea, el nombre de «Irlanda del Norte».
La incompatibilidad del Protocolo se basa en que las reglas derivadas del acuerdo de paz obligan al consenso entre las dos comunidades para la toma de decisiones. Naomi Long, líder del partido Alianza, que no se define como nacionalista o unionista, reprochó al DUP que tampoco hubo consenso sobre el 'brexit', cuyo único respaldo significativo en la provincia fue el de ese partido.
El cierre de la autonomía es «la única palanca» para forzar al «mendaz primer ministro»- según palabras del unionista radical Jim Allister- a que actúe contra el Protocolo. Boris Johnson se entrevistará el lunes en Belfast con O'Neill, para aplacar las protestas de los nacionalistas por su apoyo a la posición del DUP. Se espera que el martes su Gobierno publique un proyecto de ley para derogar partes del Protocolo.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic, negociador en nombre de la UE, ha advertido de que «tal acción unilateral socavará las condiciones esenciales para que Irlanda del Norte siga teniendo acceso al mercado único de bienes». La Comisión analizará el contenido del proyecto de ley británico para definir sus respuestas.
La tramitación del proyecto de ley llevaría al menos un año y el Gobierno británico tendría que sortear obstáculos en la Cámara de los Comunes -la exprimera ministra, Theresa May, y el presidente conservador del Comité para Irlanda del Norte, Simon Hoare, han anunciado ya su rechazo-, y sería probablemente bloqueado temporalmente por la de los Lores.
El líder del DUP, Jeffrey Donaldson, que ha renunciado a su escaño en Belfast para preservar el que tiene en Westminster, afirmó que tanto Bruselas como Londres «saben lo que tienen que hacer, resolver este asunto». Su programa electoral es más concreto. Incluye la eliminación de controles fronterizos entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte entre los test para juzgar posibles cambios.
La eliminación de controles entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte coincidiría con el cuarto aplazamiento, esta vez hasta el final de 2023, del establecimiento de controles de los bienes que entran en las fronteras británicas procedentes de la UE, por problemas logísticos. Ese factor podría aumentar la preocupación de Bruselas por preservar la seguridad del mercado común en Irlanda.
Aunque el Protocolo genera costes burocráticos al comercio entre dos partes del Reino Unido, un estudio del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social, publicado esta semana, indica que el producto interior bruto de la región ha superado el promedio de crecimiento medio en el Reino Unido en el último trimestre, como consecuencia de su doble pertenencia a los mercados británico y europeo.
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