Jugador de golf, políglota y defensor de la OTAN, así es el presidente europeo que ha conquistado a Trump
El finlandés Alexander Stubb se ganó al líder norteamericano durante un partido en su club de Palm Beach y ahora le aconseja sobre Putin
Cuando Alexander Stubb recibió en marzo una invitación de Donald Trump para reunirse en su campo de golf de Palm Beach, en Florida, no sabía ... muy bien si el inquilino de la Casa Blanca le quería como cady o buscaba un buen rival con el que medirse. Por si acaso, y consciente del valor de que el republicano le abriera las puertas de uno de sus clubes, el presidente finlandés retomó los palos y practicó durante varios días a cubierto. El líder báltico no se llevó el partido -ambos se fotografiaron con trofeos idénticos- pero forjó una valiosa amistad con el magnate, que acostumbra a desconfiar de casi todo lo que no suena a acento norteamericano. «Es un gran jugador», le alabó desde su red social, Truth.
Desde entonces, y pese a los altibajos en la relación entre Bruselas y Washington, Stubb (Helsinki, 1968) se ha convertido en uno de los líderes extranjeros con mayor ascendencia sobre Trump, en especial cuando el presidente estadounidense tiene alguna duda sobre Vladímir Putin. Ya en su primera cita le preguntó si podía confiar en el jefe del Kremlin. «No», le contestó el mandatario finlandés, que este mismo sábado trasladaba al mundo que al empresario se le está «agotando» la paciencia con el dirigente ruso. Y, seguramente, lo sabe de primera mano, porque desde aquel encuentro entre hoyos se llaman y mensajean con regularidad.
La diferencia horaria no es un problema porque Stubb, que comenzó su carrera política con 36 años, como eurodiputado, suele levantarse a las cinco de la mañana, la mayoría de los días para hacer ejercicio. El triatlón es una de sus pasiones aunque lleva el hockey sobre hielo en las venas, ya que su padre era ojeador de la liga nacional de este deporte. Con 13 años se plantó con su equipo en Nueva York, un viaje que se convertiría en el germen de su fascinación por Estados Unidos. De hecho, el líder de la conservadora Coalición Nacional pasó varios veranos en este país -también en Canadá- y se matriculó en la Universidad Furman de Greenville, en Carolina del Sur, con una beca y la intención de convertirse en golfista profesional. «Finlandés de nacimiento, sureño por la gracia de Dios», bromea este político al que algunos compatriotas tachan de arrogante y malhablado.
Victoria ajustada
Tal vez estas críticas es de lo poco que Stubb y Trump tienen en común. El dirigente báltico, que llegó el año pasado a la presidencia tras quedar apenas tres puntos por delante de su rival en las urnas, habla cinco idiomas, defiende la OTAN -hizo campaña por el ingreso de Helsinki, que se hizo realidad en 2023- e insiste en la amenaza rusa, un temor que alimenta desde su propia experiencia. Su abuelo y su padre nacieron en ciudades que Finlandia tuvo que ceder a la Unión Soviética y que hoy forman parte de Rusia. Tras su cita en el 'green', el inquilino del Despacho Oval criticó por primera vez a Putin.
57 años
y se crió en Lehtisaari, un suburbió de Helsinki. Desde pequeño practicó deportes como el hockey sobre hielo o el golf. Habla cinco idiomas.
2004 fue su estreno
en política al hacerse con un escaño en la Eurocámara. Más tarde asumió el Ministerio de Exteriores (2008) y se convirtió en primer ministro (2014). El año pasado ganó las elecciones presidenciales al frente del partido de centroderecha Coalición Nacional.
Stubb está acostumbrado a los ascensos rápidos. En 2008, cuatro años después de conseguir un escaño en la Eurocámara, regresó a casa para encabezar el Ministerio de Asuntos Exteriores y en 2014 se convirtió en primer ministro. Pero tres años más tarde decidió darse un respiro en la política para dedicarse, sobre todo, a las finanzas, hasta que la guerra de Ucrania le hizo volver a la primera línea pública. No se imaginaba entonces que se convertiría en una pieza clave en las conversaciones sobre este conflicto entre Europa y EE UU, ni que se ganaría los halagos de Trump. Desde que le conoció, el magnate elogia a los rompehielos finlandeses -«los reyes de los rompehielos», les llama ahora- y, en eso de atravesar caminos gélidos, Stubb parece el mejor.
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