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Juan Carlos Barrena
Berlín
Martes, 16 de julio 2024, 11:18
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El Ministerio de Interior alemán ha anunciado este martes la prohibición de la publicación ultraderechista 'Compact' por atentar contra el orden constitucional y el estado de derecho y tener como objetivo el derrocamiento del régimen democrático y la instauración de una dictadura neonazi, además de difundir «teorías conspirativas, propaganda prorrusa y narrativa antisemita». Cientos de policías procedieron desde primeras horas de la mañana al registro de viviendas y oficinas relacionadas con la revista mensual en los Estados federados de Brandeburgo, Hesse, Sajonia y Sajonia-Anhalt, también su sede central en la población de Falkensee junto a Berlín, anunciaron las autoridades en un comunicado.
Durante los registros la Policía ha procedido a incautar documentación y material informático, así como todas las propiedades y capital de la empresa Compact Magazin GmbH. Fundada en 2010 y dirigida desde entonces por el periodista Jürgen Elsässer, su redacción mantenía hasta ahora estrechos contactos con el ala más radical de la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y el pequeño partido de ideología neonazi Sajones Libres, así como con el llamado Movimiento Identitario, una organización xenófoba que propugna la expulsión del país de todas las personas de origen migrante, también de quienes tienen pasaporte germano.
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Además de la revista, con una tirada mensual de 40.000 ejemplares, Compact contaba hasta ahora con un canal de televisión en YouTube con 350.000 abonados, que también ha sido prohibido y cerrado por el Ministerio de Interior, al igual que la filial Conspect Film, dirigida por Stephanie Elsässer, esposa del editor, que producía un informativo diario para su emisión en las redes sociales. La orden de las autoridades alemanas prohíbe igualmente la difusión de Compact y sus contenidos en Facebook, X, Telegram y otras redes sociales, mientras los kioskos y comercios de prensa tienen vetada la venta de su edición en papel.
Ya a principios de este año varias cadenas de venta de publicaciones en estaciones de tres y aeropuertos retiraron 'Compact' de su oferta por iniciativa propia, mientras una caja de ahorros de Brandeburgo cerraba las cuentas de la empresa y comunicaba a sus responsables que debían buscarse otro banco. La Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), que integra los servicios de inteligencia interiores, clasificó ya en 2021 a la revista y su editorial como «verificadas de extrema derecha» y las mantenía en observación permanente. En su informe de este año, la BfV señala que se trata de un medio «antisemita, hostil con las minorías, revisionista de la historia y de difusión de teorías conspirativas» que agita «contra la democracia parlamentaria en general y el Gobierno federal en particular».
«Queremos derrocar este régimen. Nuestra meta es derrocar al régimen», cita textualmente a Elsässer el informe de los servicios de inteligencia interiores de Alemania. Desde el comienzo de la guerra de Ucrania en 2022, la revista difunde además sistemáticamente desinformación y «se hace eco de la propaganda del Gobierno ruso». El editor inició además recientemente una serie de eventos bajo el título 'Ola Azul' -que también han sido prohibidos- para apoyar a AfD en las campañas electorales para los parlamentos de Brandeburgo, Sajonia y Turingia con el objetivo de que alcance el poder y «derrocar el gobierno tripartito de coalición antipopular» en Berlín.
Debido al alto respeto en este país a la libertad de prensa y la libertad de expresión, la prohibición de medios es sumamente rara y excepcional. La última, en 2017, afectó a la plataforma de internet ultraizquierdista linksunten.indymedia.org por atentar contra el orden democrático. Un año antes fue prohibida la plataforma de propaganda neonazi Altermedia por difundir «contenidos racistas, xenófobos, antisemistas, homófobos y antimusulmanes». Sus promotores fueron condenados poco después por incitación al odio y formación de organización criminal.
Jürgen Elsässer vio venir el cierre de su publicación. En su último número, Compact denunciaba ser víctima de una «guerra» pese a no haber violado ley alguna. «Ahora quieren aplastar todo aquello que no les gusta», escribía el editor, que tiene la posibilidad de recurrir a la prohibición por vía judicial a través del Tribunal Administrativo Federal con sede en la ciudad germano oriental de Leipzig.
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