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Noelia López (Efe) / Berlín
Miércoles, 7 de febrero 2018, 18:41
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Más de cuatro meses después de las elecciones y tras una última maratoniana jornada negociadora de 24 horas, la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, su ala bávara de la Unión Socialcristiana (CSU) y el SPD cerraron un documento de 177 páginas, que, según la canciller, dará una «nueva dinámica» al país.
El pacto sienta las bases para el gobierno «estable» que necesita Alemania y que «muchos en el mundo esperan», subrayó Merkel, en puertas de ser investida jefe del ejecutivo por cuarta vez.
El acuerdo se someterá al voto de los 463.723 militantes socialdemócratas en una consulta vinculante, con el escrutinio fijado para el 4 de marzo, y Schulz aseguró que trabajará para convencerles de que se trata de «un muy buen acuerdo», consciente de las divisiones internas.
Desde principios de enero se han afiliado al SPD 24.339 personas y la incógnita es cuántos de ellos se han afiliado en respuesta a la campaña de las Juventudes del SPD (Jusos) para reclutar nuevos militantes que voten no a la gran coalición.
Aunque el SPD no ha conseguido incluir en el acuerdo todas sus reivindicaciones, muchos puntos llevan su sello, como las multimillonarias inversiones en educación, vivienda y digitalización, el refuerzo de la atención a la dependencia o la apuesta por reforzar la UE y la eurozona de la mano de Francia.
El pacto, aseguró Schulz, marca un «cambio de rumbo» en la política europea de la gran coalición alemana, a favor de aumentar sus contribuciones al presupuesto comunitario y de crear un fondo monetario europeo.
Sin embargo, entre las concesiones más destacadas está la del Ministerio de Finanzas, que tras dos legislaturas en manos de Wolfgang Schäuble, guardián de la austeridad en la eurozona, pasará al SPD, que ha defendido durante las negociaciones una UE solidaria que potencie las inversiones y el crecimiento.
El elegido para el cargo, según los principales medios alemanes, es el actual alcalde-gobernador de Hamburgo, Olaf Scholz, ya que Schulz se ha reservado la cartera de Asuntos Exteriores.
En este sentido, esta es la segunda vez que Schulz se desdice, pues tras arrastrar al SPD en las elecciones de septiembre a sus peores resultados, rechazó una nueva gran coalición, pero después se abrió al diálogo presionado por el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, y el francés, Emmanuel Macron, cuando fracasaron las negociaciones entre Merkel, los liberales y los verdes.
Tras los comicios dijo también Schulz que no entraría en un gabinete de Merkel, pero se sentará probablemente a su lado como jefe de la diplomacia alemana.
La canciller reconoció que el reparto de carteras no fue «del todo fácil» y que será «duro» no contar con Finanzas, pero recordó que en su primera legislatura ese ministerio también lo ocupó el SPD -Peer Steinbrück- y no hubo problemas de coordinación.
El SPD se mantiene con seis del total de 14 ministerios, pero refuerza su perfil con Finanzas, a pesar de su caída en las elecciones y de su constante erosión en las encuestas.
Otro ministerio que cambiará de manos será el de Interior, que la CDU cede a sus socios bávaros, defensores de un endurecimiento de la política de inmigración y muy críticos con la gestión de la crisis de los refugiados de Merkel la pasada legislatura.
En el acuerdo se ratifica la intención de que la llegada de refugiados al país no supere una horquilla de entre 180.000 y 220.000 al año y se fijan límites a la reagrupación familiar.
Cuestionado dentro y fuera del partido, según muestran las encuestas, Schulz informó este mismo miércoles a la dirección del SPD que dejará la presidencia de la formación tras la consulta interna y propondrá para el puesto a la líder del grupo parlamentario, Andrea Nahles, peso pesado dentro de esta fuerza política.
Tras dejar la presidencia del Parlamento Europeo, Schulz se puso al frente del SPD hace un año con el objetivo de derrotar a la canciller en las elecciones, pero sus desastrosos resultados y sus bandazos posteriores han dañado su figura.
Merkel, que ganó las elecciones con el 33% de los votos (8,5 puntos menos que en las anteriores generales) y que veía cómo aumentaban las dudas en torno a su futuro, logra con el acuerdo la estabilidad a la que aspiraba y se mantiene como la dirigente más longeva de la UE, siempre que los militantes socialdemócratas le den su beneplácito.
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