Trump exprime a la Guardia Nacional en su campaña contra la delincuencia
El presidente de EE UU se autoproclama «único salvador» frente a la criminalidad mientras prepara un nuevo despliegue en Memphis
Caroline Conejero
Nueva York
Domingo, 14 de septiembre 2025, 17:20
Los Ángeles, Washington... y ahora Memphis. Donald Trump ha marcado la ciudad de Elvis Presley como el próximo destino al que enviará a la Guardia ... Nacional en su particular campaña contra la delincuencia. «¡Sólo yo puedo salvarlos!», proclamó el presidente estadounidense el pasado viernes en su red social, Truth, convencido de la efectividad de una medida que ha puesto bajo el foco a este cuerpo, acostumbrado hasta ahora a ofrecer la primera respuesta en las emergencias nacionales y a apoyar operaciones militares en el extranjero. Su uso político por parte del líder republicano, que denuncia la elevada criminalidad en ciudades gobernadas por los demócratas, aunque las estadísticas oficiales no siempre le avalen, ha desdibujado sus funciones y la distinción legal entre policías y soldados.
La Guardia Nacional es una fuerza de reserva militar única de Estados Unidos. Su particularidad reside en que, a diferencia del resto de los cuerpos del ejército, cuenta con una función dual –estatal y federal– y se rige también por ambos niveles institucionales. Así, puede ser activada por el gobernador de un determinado Estado y utilizada también por el presidente en caso de una crisis nacional, aunque la decisión generalmente se toma con el consenso de ambas partes. Esto no ha ocurrido, sin embargo, en los recientes despliegues. La Casa Blanca puede movilizar además a sus efectivos para misiones en el exterior, como se hizo en su momento en Afganistán.
Más de 430.000 soldados repartidos por los cincuenta Estados –además de la capital, Washington D.C. y de los territorios de Guam, Puerto Rico e Islas Vírgenes– conforman hoy este cuerpo con casi 400 años de historia a sus espaldas y liderada siempre por un general de cuatro estrellas. La primera milicia organizada se estableció en Massachusetts en 1636 basada en el concepto de 'militares civiles' que, entre otras tareas, intervenían en los problemas de los nativos americanos y participaban de forma intermitente en las guerras de Europa. El término Guardia Nacional se utilizó por primera vez en Nueva York en 1824.
En el 11-S y el covid
En el plano doméstico, sus efectivos intervienen en desastres naturales, fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, emergencias nacionales –el 11-S y el covid, entre otras– y disturbios civiles, como las protestas raciales registradas en 2020. En las elecciones de ese año, que ganó Joe Biden frente a Trump, fueron también movilizados aunque se despojaron de su uniforme para evitar la percepción de que los comicios habían sido militarizados. Y, más recientemente, el actual inquilino de la Casa Blanca reforzó con ellos la seguridad en la frontera, lo que supuso darles competencias en materia migratoria que no tenían.
430.000 soldados
repartidos por los cincuenta Estados –además de la capital, Washington D.C. y de los territorios de Guam, Puerto Rico e Islas Vírgenes– conforman hoy este cuerpo. Sus miembros suelen servir a tiempo parcial, mientras mantienen trabajos civiles o estudian.
Los últimos despliegues ordenados por el líder republicano para combatir la delincuencia no han sentado bien a muchos en el seno de la Guardia Nacional, cuyos miembros suelen servir a tiempo parcial –mientras mantienen trabajos civiles o estudian– y sus actuaciones estatales no pasan de los tres meses. Las operaciones federales tienden a alargarse al menos un año. Sin embargo, las intervenciones contra la criminalidad promovidas por Trump carecen de una misión y una duración claras y eso ha hecho que parte de sus soldados no se sientan respetados. Que deban recoger basura en las calles y parques de Washington D.C., por ejemplo, les ha desmoralizado.
El juez federal Charles Breyer dictaminó a principios de septiembre que el Gobierno de EE UU había violado la Ley Posse Comitatus, que regula las misiones domésticas y en la práctica se puede eludir con la declaración de la emergencia nacional, al enviar tropas de este cuerpo a Los Ángeles para frenar las protestas contra las redadas de migrantes. Hacía sesenta años que un presidente no federalizaba la Guardia Nacional. Dwight D. Eisenhower (1953-1961) lo hizo en Arkansas para garantizar la desegregación de las escuelas después de la negativa del gobernador a cumplir con la medida. John F. Kennedy (1961-1963) actuó igual en Alabama y Misisipi. Y Lyndon B. Johnson (1963-1969) mandó a los militares a Alabama para proteger a los activistas de los derechos civiles.
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