Trump eleva el tono contra Maduro
Washington ha aumentado la recompensa por el presidente venezolano a 50 millones de dólares y hace unos días envió tres buques destructores con misiles al país latinoamericano
Caroline Conejero
Nueva York
Lunes, 25 de agosto 2025, 12:42
El Gobierno Estados Unidos ha aumentado la presión sobre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con el despliegue de tres destructores de misiles guiados Aegis, ... aviones y submarinos en las costas del país latinoamericano como parte de su lucha contra el narcotráfico en la región. La medida, la más agresiva hasta ahora, después de que el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, firmara una directiva -inicialmente secreta- autorizando al Pentágono a llevar a cabo operaciones militares contra «ciertos» cárteles de la droga. El permiso se basa en la doctrina establecida por su propio Ejecutivo a principios de año que considera «una amenaza de seguridad nacional» a estas organizaciones.
Los Departamentos de Justicia y Estado de EE UU acusan a Maduro de ser el jefe del Cártel de los Soles que, según su versión, dirige junto a otros funcionarios de alto rango de su Administración. El Gobierno de Trump, que no reconoce al presidente venezolano como tal desde las elecciones de 2018 y, sobre todo, desde los comicios de 2024, rodeados de denuncias de fraude, imputan al líder bolivariano graves delitos de tráfico de drogas. Hace unos días, Washington duplicó la recompensa por su captura de 25 a 50 millones de dólares, el doble de lo que se pidió por Bin Laden. La fiscal general, Pam Bondi, advirtió de que «no escapará de la Justicia y se le hará responsable de sus crímenes despreciables».
«Es todo mentira. Todo eso es una fabricación. El Departamento de Estado no puede demostrar un solo incidente que conecte directamente a Nicolás Maduro con un grupo de narcotráfico o una acción terrorista», asegura el coronel retirado Larry Wilkerson a este medio. De hecho, sostiene, «Venezuela es el país del norte de América del Sur menos implicado en el conflicto de las drogas; no con la cocaína, no con el fentanilo».
Movilización de milicianos
Por ahora, como respuesta y bajo una enorme presión, el presidente venezolano ha activado todos los mecanismos necesarios para garantizar la soberanía del país, además de la llamada a filas de 4,5 millones de milicianos ante la amenaza de Washington. El líder chavista apeló en un discurso televisado a la movilización patriótica general de los ciudadanos para defender el país.
Trump ha promovido una campaña contra los grupos del narcotráfico para frenar el flujo de fentanilo y otras drogas hacia EE UU. En febrero, su Administración añadió a las bandas del Tren de Aragua, la Mara Salvatrucha (MS-13) y el cártel de Sinaloa, entre otras organizaciones, a la lista de organizaciones terroristas. Nada más tomar el poder, el republicano declaró la situación de emergencia nacional en la frontera con México, ordenando el consiguiente despliegue de tropas de la Guardia Nacional y otras fuerzas para interceptar el tráfico de estupefacientes y la inmigración ilegal. La presidenta azteca, Claudia Sheinbaum, insiste en que la intervención no tiene que ver con su país e insiste en la «cooperación».
«Venezuela es el país del norte de América del Sur menos implicado en el conflicto de las drogas; no con la cocaína, no con el fentanilo»
Larry Wilkerson
Coronel estadounidense retirado
Venezuela se encuentra en el punto mira de Washington desde la llegada al poder de Hugo Chávez en 1998. Uno tras otro, los gobiernos norteamericanos, incluido el de Barack Obama, han declarado al país una amenaza a la seguridad nacional. Erik Prince, dueño de la controvertida empresa de mercenarios Blackwater, ya desmantelada, y que ahora opera en Haití como Vectus Global, trata de convencer a Trump desde su primer mandato para que lleve a cabo una intervención que acabe con el régimen chavista. La agenda del secretario de Estado, Marco Rubio, para un cambio de sistema en Cuba, Nicaragua y Venezuela es conocida.
Pero detrás de la campaña contra Maduro subyace el intento, ampliamente reconocido, de control de un país con uno de los depósitos petrolíferos más grandes del mundo. «Es un tema realmente corrupto el que tenemos con Venezuela, con la codicia por el control de su petróleo, el llamado petróleo sucio por su gran contenido de azufre que requiere una refinería más profunda», explica Wilkerson. Expertos señalan que la clasificación de los cárteles de la droga como entidades «terroristas» permite por ley al Gobierno de EE UU bloquear sus activos y negar a sus miembros la capacidad de hacer negocios y viajar. Aun así, la legislación no da autoridad a las operaciones militares especiales en la guerra internacional contra el narcotráfico.
De hecho, la directiva de Trump para la movilización de militares contra objetivos del narcotráfico en territorio nacional extranjero sin autorización del Congreso plantea graves problemas legales, particularmente en el caso de que haya asesinatos y muertes de civiles, e incluso de delincuentes sospechosos, que no representan una amenaza inminente para EE UU. Con todo, la iniciativa, lejos de ser inédita, se añade a la larga trayectoria de intervención de Washington en Latinoamérica. «Nada de todo esto es nuevo, lo que ha hecho Trump es simplemente hacerlo público», dice el exfuncionario del Pentágono. «Hemos estado haciendo esto durante mucho tiempo. Algo que yo llamaría acción paramilitar y en algunos casos militar, por la conexión de la CIA, y por extensión, del Mossad y el MI6, con nuestro ejército», relata.
Wilkerson insiste en que se trata de operaciones nada inusuales, con los antecedentes de la lucha contra los cárteles de la droga en Colombia o México sin el conocimiento de sus respectivos gobiernos. «Se aprovecha la existencia de acuerdos implícitos, y, en caso de que se produzca una situación comprometedora, siempre pueden negarlo», agrega el veterano coronel.
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