Trump desoye a la Justicia y despliega a la Guardia Nacional en Oregón
El Gobierno de EE UU envía 200 efectivos a Portland para contener las protestas, en claro desacato a la orden de una magistrada de distrito
Caroline Conejero
Nueva York
Lunes, 6 de octubre 2025, 20:51
En completo desacato a la orden de bloqueo temporal por parte de una jueza federal que impide el despliegue de la Guardia Nacional de California ... a Oregón, la Administración Trump continuó este lunes con el traslado de tropas del área metropolitana de Los Ángeles a Portland.
Según Alan Gronewold, comandante de la Guardia Nacional de Oregón, de los 200 efectivos de la Guardia Nacional de California estacionados en Los Ángeles, 100 aterrizaron en Portland el domingo por la noche y otro centenar llegó después de la medianoche. En una escalada de su demostración de fuerza, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó un despliegue adicional de 400 efectivos de la Guardia Nacional de Texas para en Oregón, Illinois y posiblemente, otro lugar aún por determinar.
En una apresurada audiencia, la juez de distrito federal, Karin Immergut, asombrada por la persistencia del desacato del Gobierno a sus órdenes, acusó a la Administración de «elusión directa» de su fallo del sábado contra la intervención federal en el Estado, señalando que la retórica del presidente de EE UU no coincide con la situación en Portland.
La jueza, nombrada por Trump durante su primer mandato, declaró que no existía evidencia de que las protestas recientes requirieran la presencia de la Guardia Nacional, sin importar de dónde vinieran. La decisión de la magistrada se produjo horas después de que el gobernador de California, Gavin Newsom, anunciara que demandaría a Trump por trasladar a las tropas de su Estado a Oregón.
La orden de la jueza permanecerá vigente hasta al menos el 19 de octubre, mientras Oregón y California buscan ahora un fallo judicial a largo plazo. Sin tardar, Trump arremetió el sábado contra la decisión de Immergut, señalando que los nombramientos de magistrados que le fueron sugeridos «no le han servido bien». «Portland está ardiendo... Sólo hay que ver la televisión y leer los periódicos. Esa jueza debería sentirse avergonzada», agregó.
El alcalde denuncia que el «uso injustificado de la fuerza» de los agentes ha avivado las movilizaciones
El gobernador de California demandará a Trump por el traslado de las tropas de su Estado
El Gobierno ha justificado su campaña de ocupación militar enciudades como Los Ángeles en junio, Washington D.C. en agosto, y ahora Chicago y Portland, con el pretexto de restaurar el orden y acabar con la violencia, particularmente en las urbes gobernadas por demócratas, que ha descrito como «zonas de guerra».
Las protestas en Portland empezaron al inicio del segundo mandato de Trump y, según los funcionarios locales, han sido en su mayor parte de pequeño tamaño desde enero. En los últimos meses, apenas ocupaban una manzana a distancia considerable del centro de la ciudad. Estas afirmaciones contradicen los bulos que corren en las redes sociales, sirviéndose de imágenes de las protestas raciales de 2020, cuando Trump envió a la Policía federal a la localidad.
Escenas de brutalidad
El sábado, unas 400 personas se congregaron frente de las instalaciones del ICE -el servicio de control de inmigración y aduanas- en Portland, lo que provocó que los agentes federales dispararan botes de gases lacrimógenos a la multitud. La respuesta a las manifestaciones, que el domingo continuaban en el mismo tono, llevó al alcalde de Portland, Keith Wilson, a señalar haber visto él mismo a los efectivos involucrados en el «uso injustificado de fuerza» así como el «uso indiscriminado de esprai de pimienta y pelotas de goma». La gobernadora de Oregón, Tina Kotek, opuesta también al despliegue militar, ha señalado que su presencia en Portland solo ayuda a alentar las protestas que ahora han aumentado de tamaño.
El despliegue de 300 efectivos de la Guardia Nacional de Illinois, en Chicago, autorizado por Trump el sábado, se ha saldado ya con la muerte de una mujer por el disparo de un agente. La víctima, una estadounidense que participaba en el bloqueo de las furgonetas de la patrulla del ICE en el distrito sur de Chicago, ha sido acusada postmortem por el departamento de Seguridad Nacional de «portar un arma semiautomática».
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