La polémica por la falta de alarmas invade el duelo de Texas
Familiares de los 120 fallecidos de las riadas piden explicaciones por la tardía alerta del Servicio de Meteorología, que promete mejoras
Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Miércoles, 9 de julio 2025, 20:34
Unos siguen buscando a sus seres queridos entre los tramos más emboscados del Río Guadalupe. Otros, buscan culpables en Washington. Todos están tristes e indignados. ... Hasta este miércoles las inundaciones del 4 de julio en Texas habían dejado oficialmente 120 muertos, 160 desaparecidos y un número indefinido de los visitantes no registrados que acampaban en la zona. Los recortes de Elon Musk y su motosierra, un 20% de plazas vacantes en el Servicio de Meteorología Nacional.
Neil Jacobs, nominado para presidir la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), de la que depende el Servicio de Meteorología Nacional, tenía este miércoles cita pública con el comité del Senado que debe confirmarle en el cargo. Con dos hijos de 9 y 11 años, el científico de Carolina del Norte era el primero en identificarse con lo que están sufriendo los familiares de las niñas a las que el río Guadalupe arrastró para siempre. ¿Por qué los sistemas meteorológicos no predijeron la dimensión de las inundaciones? ¿Qué pasó con las alertas? El duelo deja paso a la crítica.
Le salvó que los republicanos no tenían interés en hacer leña del árbol caído, y menos en vísperas de que el presidente Donald Trump visite este viernes la zona afectada. Para los demócratas, Jacobs es un hombre de ciencia que reconoce la influencia del hombre en el cambio climático y promete restaurar los empleos que ha segado el departamento de Eficiencia Gubernamental de Musk. Para su beneficio, la audiencia se centró más en identificar los problemas tecnológicos que han permitido a los modelos de predicción europeos superar a los estadounidenses.
El orgullo patrio estaba en juego, pero también el sufrimiento de los dolientes. En la víspera del 4 de julio el Sistema Meteorológico avanzó la posibilidad de inundaciones, pero estimaba menos de diez centímetros. A la 1.14 de la madrugada elevó esa advertencia a inundaciones «considerables». Y a las 4.15 de la madrugada, cuando las literas de Camp Mystic ya flotaban río abajo, acompañadas de cabañas enteras, las calificó de «catastróficas».
No sonó ninguna sirena. Solo dos alertas telefónicas, que no llegaron a la mayoría. La zona tiene mala cobertura celular. Muchos estaban durmiendo con los teléfonos apagados. Y los amagos del condado de Kerr para instalar un sistema de sirenas propio se vieron abortados hace años por la negativa del Gobierno federal a contribuir al precio de un millón de dólares que se le había presupuestado. Con los cuerpos aún enredados entre las ramas, el gobernador del Estado Gregg Abbott dice ahora que si los vecinos no tienen dinero para sufragarlo, Texas lo hará.
Modernización del sistema
«Yo antes era un ingenuo», confesó Jacobs a los senadores. «Pensaba que si mejorábamos nuestra capacidad para predecir el clima salvaríamos vidas. Pero ahora sé que las predicciones no sirven de nada si no conseguimos llevárselas a la gente a tiempo». Hasta ahí llegan las supercomputadoras, las instalaciones de cobre, los satélites y radares con los que este miércoles prometió convertir el sistema meteorológico de EE UU en el modelo más riguroso y confiable del mundo.
En un país de tornados, huracanes, incendios e inundaciones dantescas, que se enfrenta a un clima cada vez más apocalíptico «modernizar la agencia para recuperar el liderazgo mundial y reforzar la resiliencia frente al cambio climático» es solo la mitad de la ecuación.
A pesar de que la agencia funcionaba en la madrugada de ese día festivo a la mitad de su capacidad, Jacobs, que ya fue director interino de NOAA durante el primer mandato de Trump defendió el trabajo «admirable» de sus empleados. Algo que tendrá que justificar frente a la indignación local y las demandas que se avecinan.
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