La ola azul frente al rey Trump
Las elecciones de gobernador o alcalde en varios puntos de Estados Unidos esta semana han dado la victoria a los candidatos demócratas sin excepción. Han ... sido claros ganadores en Nueva York, Pensilvania, Nueva Jersey, Virginia y California, y además la movilización de sus votantes ha desbordado todas las previsiones. ¿Estamos ante una «ola azul», llamada así por el color del partido demócrata? A la mayoría de los europeos les gustaría pensar que asisten al principio del fin de la pesadilla trumpista. El segundo mandato del magnate neoyorquino es un tsunami que debilita la democracia estadounidense y el frágil orden internacional. Pero todavía queda mucho para poder enviar a Donald Trump y sus seguidores al desván de la historia.
Los ciudadanos han votado por un lado con la cartera: el coste de la vida sigue siendo muy alto, partes de la economía han entrado en recesión y nada menos que la mitad de las importaciones están sujetas a aranceles muy altos. Pero también ha sido una reacción contra la expansión continua del poder ejecutivo -por ejemplo, usando el ejército para controlar las calles de algunas ciudades- y el intento desaforado de la Casa Blanca de someter a los medios de comunicación, los abogados, las grandes universidades, los jueces y las agencias de seguridad.
El movimiento de protesta 'No Kings', cada vez más popular, parecería que está dando fruto. La popularidad de Donald Trump es de hecho muy baja, solo el 37% de los estadounidenses respaldan su gestión.
No obstante, antes de cantar victoria los demócratas tienen mucho trabajo por delante. El partido sigue sin entender por qué perdieron la Casa Blanca el año pasado, debido a una mezcla de arrogancia y ceguera, que les impide conectar con votantes de la América olvidada, en el lado menos soleado de la globalización y con menor acceso a la educación. No tienen un líder claro con el que hacer frente al siguiente republicano aspirante a presidente en 2028 y sí muchas divisiones sobre las ideas y políticas que los definen.
El periodista y escritor estadounidense Ezra Klein ha defendido que esta diversidad de sensibilidades demócratas es una ventaja, porque de lo que se trata es de recuperar el poder federal y desalojar a un presidente con cada vez más tics autoritarios. Sin embargo, el pensamiento abiertamente socialista de Zohran Mamdami, el inmigrante convertido en alcalde de Nueva York, contrasta con el de los gobernadores moderados de Virginia o Pensilvania, con una visión económica centrada y dispuestos a afirmar la ley y el orden. El Partido Demócrata no pierde una sola oportunidad de perder una oportunidad.
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