El atentado de Washington desata la caza del inmigrante
Fallece una de las víctimas del tiroteo contra dos soldados de la Guardia Nacional, obra de un afgano con problemas mentales que trabajó para la CIA
Mercedes Gallego
Corresponsal. Nueva York
Jueves, 27 de noviembre 2025
Sarah Beckstrom, uno de los dos miembros de la Guardia Nacional tiroteados el miércoles en Washington, cerca de la Casa Blanca, sucumbió finalmente a la ... gravedad de sus heridas y murió ayer, según reveló Donald Trump, durante un discurso televisado con motivo del día de Acción de Gracias. El padre de la joven soldado, de 20 años, ya había advertido apenas una hora antes en declaraciones al 'New York Times' de que su hija no se recuperaría, pues la herida era mortal. Su compañero herido, Andrew Wolfe, de 24, sigue «luchando por su vida», afirmó el presidente de EE UU. Ambos se habían ofrecido voluntarios para hacer guardia en las fiestas de Acción de Gracias.
El sospechoso de disparar contra los dos militares es un afgano de 29 años entrenado por la CIA para operaciones paramilitares que quedó traumatizado y con problemas de salud mental por la violencia con la que actuaba su unidad. Arrastraba el peso de las víctimas que su grupo dejó en Afganistán, dijo uno de sus amigos al periódico neoyorquino. En este medio habla de lo «duras» que eran las operaciones militares y de lo «difícil» que le resultaba soportar la sangre y los cadáveres, «incluso si eran del bando enemigo».
Rahmanullah Lakanwal, casado y con cinco hijos, probablemente hubiera sido considerado un desequilibrado más, pero por su lugar de nacimiento y su condición de refugiado será acusado de terrorismo, a pesar de que no se le conoce motivación política. En su enfrentamiento del miércoles recibió un disparo de un guardia nacional y se encuentra hospitalizado en estado grave. Tras el fallecimiento de una de sus víctimas, se enfrentará a la pena de muerte, advirtió ayer la fiscal federal de Washington, Jeanine Pirro.
El detenido perteneció a la Unidad Zero de la CIA, acusada de masacres de civiles por parte de organizaciones humanitarias
«Nunca debió venir»
El origen de Lakanwal ha permitido desviar la atención del atentado hacia la demonización de extranjeros que lleva a cabo la Administración de Donald Trump. «Debemos tomar todas las medidas para garantizar la expulsión de cualquier extranjero de cualquier país que no aporte ningún beneficio al nuestro», dijo el presidente. «Si no pueden amar a Estados Unidos, no los queremos».
En Afganistán, la Unidad Zero a la que pertenecía Lakanwal estuvo acusada de masacres de civiles, especialmente en redadas contra sospechosos talibanes. «La Administración Biden justificó traer al presunto tirador en septiembre de 2021 por su trabajo previo con el Gobierno estadounidense, incluida la CIA», confirmó a Fox News el director de la CIA, John Ratcliffe, para quien «nunca debería haber sido autorizado a venir».
Colaboradores de EE UU
La especial vulnerabilidad en la que habrían quedado en manos de los talibanes estos y otros muchos colaboradores locales del Ejecutivo estadounidense -traductores, conductores y contratistas varios que trabajaron con ellos durante dos décadas- les dio acceso al estatus de refugiado que ofrecía la Operación Aliados Bienvenidos, a la que se acogieron 76.000 afganos.
El miércoles, después de que este «animal», dijo Trump, disparase a la cabeza de dos uniformados, el presidente ordenó la suspensión inmediata de todos los procesos migratorios de afganos que estuvieran en marcha. La caza de brujas no había hecho más que empezar. Y no se limitará a los ciudadanos originarios de este país.
«Debemos tomar todas las medidas necesarias para garantizar la expulsión de cualquier extranjero de cualquier país que no pertenezca aquí o no aporte ningún beneficio a nuestro país», señaló el presidente en solemne declaración a la nación. «Si no pueden amar a nuestro país, no los queremos».
Solo en ese contexto se entiende la inexplicable alusión a los «miles de somalíes de Minesota» que, según el mandatario, «están saqueando el país y destrozando lo que fue un gran Estado». Para más señas, destacó, sin dar el nombre, a «su representante en el Congreso», a la que acusó de «dar lecciones sobre nuestra Constitución y lo mala que es nuestra nación». La única congresista somalí es Ilhan Omar que, junto con la neoyorquina Alexandria Ocasio-Cortez, la palestina de Detroit Rashida Tlaib y la afroamericana de Boston Ayanna Pressley, forman el escuadrón progresista de la Cámara de Representantes, conocido como The Squad.
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