El mundo más autoritario se fortalece en China frente a Occidente
Líderes de países como Rusia, Bielorrusia, Irán o India participan en una cumbre que desembocará en un gran desfile militar en Pekín
Hace tiempo que los líderes del Sur Global critican que foros como el G7 ya no reflejan la relación de fuerzas del mundo actual. Ni ... siquiera lo hace el G20, constreñido en gran medida por el papel que las democracias liberales occidentales quieren jugar desde la atalaya de la superioridad moral que se arrogan.
En esta coyuntura que los países en vías de desarrollo consideran excluyente, ganan cada vez más peso cumbres como la que este domingo ha arrancado en la ciudad china de Tianjin: la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO por sus siglas en inglés) reúne mañana a líderes de países de corte autoritario como China, Rusia, Bielorrusia, Myanmar o Irán con otros de lo que se conoce como democracias híbridas, entre los que se encuentran Turquía, Egipto, Camboya o India.
Con el presidente Xi Jinping al timón y el jefe del Kremlin, Vladímir Putin, a su lado, este heterogéneo grupo busca fortalecer relaciones económicas y diplomáticas, así como lanzar un contundente mensaje de rechazo al orden mundial de las potencias coloniales tradicionales. «El mundo está experimentando un siglo marcado por un cambio que se sucede a gran velocidad, por lo que la inestabilidad, la incertidumbre y la impredecibilidad han aumentado significativamente», afirmó Xi al inicio del banquete de bienvenida.
«Por eso, la SCO tiene una responsabilidad aún mayor de mantener la paz y la estabilidad regionales y de promover el desarrollo y la prosperidad de todos los países», añadió el mandatario chino, haciendo gala del pragmatismo económico que ha convertido al gigante asiático en la segunda potencia mundial y en un ejemplo para muchos otros países. «Esta organización continuará promoviendo la solidaridad y la cooperación entre los Estados miembros, aunando la fuerza del Sur Global e impulsando el avance de la civilización humana», sentenció Xi.
Desde el sábado, cuando los líderes participantes en la cumbre comenzaron a llegar, el mandatario comunista arrancó una serie de encuentros bilaterales destinados a estrechar lazos. La reunión más relevante fue la que mantuvo con el primer ministro indio, Narendra Modi. Los dos países más poblados del mundo son a la vez antagonistas y economías complementarias, un binomio difícil de reconciliar. «Necesitamos una perspectiva estratégica y a largo plazo para ser más socios y menos rivales, para lograr que el dragón y el elefante caminen juntos», dijo Xi. Modi asintió, señalando que ambos países buscan una autonomía estratégica y que su relación «no se debe ver desde el prisma de un tercer país», en referencia a Estados Unidos. «Tenemos el compromiso de avanzar en nuestra relación partiendo de la base de la confianza mutua, el respeto y la sensibilidad», apostilló el líder hindú.
En cualquier caso, la reunión más esperada es la de Xi y Putin, quien refleja la relevancia que China tiene para Rusia con una visita oficial de cuatro días que el propio Kremlin ha calificado de «sin precedentes». Pekín no ha apoyado oficialmente la invasión de Ucrania, pero se ha convertido en el salvavidas económico de Moscú, y que hay buena sintonía lo confirma que el líder ruso será el 'invitado de honor' en el gran desfile militar del miércoles, en el que China celebrará el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, una victoria que atribuyen a la Unión Soviética y al país de Mao. «No debemos permitir que se distorsione la historia como hacen algunos países occidentales», afirmó Putin.
«Espero con interés dialogar a fondo con el presidente Xi sobre cooperación política y de seguridad, así como los lazos económicos, culturales y humanitarios. Y, como siempre, intercambiaremos puntos de vista sobre asuntos regionales e internacionales urgentes», avanzó el jefe del Kremlin a la agencia de noticias Xinhua, añadiendo que Rusia y China han alcanzado «una postura común contra las sanciones discriminatorias». Sin duda, tras la alfombra roja que Donald Trump le puso en Alaska, Putin puede salir de Tianjin aún más fortalecido.
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