Brasil se divide entre euforia y silencio tras la histórica condena a Bolsonaro
El líder ultraderechista, condenado a 27 años por el intento de golpe de Estado, guarda silencio y su defensa anuncia una batalla judicial
Daniel de Lucas
Viernes, 12 de septiembre 2025, 20:00
El día después de la histórica condena al expresidente Jair Bolsonaro por el intento de golpe de Estado de 2023, Brasil ha despertado entre la ... resaca de las celebraciones de los detractores del ultraderechista que salieron a las calles tras conocer la sentencia y el silencio del exmandatario condenado a 27 años de prisión, que todavía no ha reaccionado públicamente al fallo del Tribunal Supremo.
Miles de brasileños montaron una verdadera fiesta en las calles del país. No faltaron los cánticos como si la selección hubiera ganado un sexto Mundial, el alcohol corrió e incluso se llegaron a lanzar fuegos artificiales. Este viernes un grupo de estudiantes ha desfilado por Brasilia con un muñeco hinchable del expresidente vestido de prisionero. «Nuestro sentimiento hoy aquí es de justicia. La condena de Bolsonaro representa nuestro compromiso con la defensa de la democracia», ha declarado a la agencia EFE Letícia Holanda, una de las manifestantes.
El exdirigente de extrema derecha cumple actualmente prisión domiciliaria en un apartamento de un lujoso complejo residencial del barrio Jardín Botánico de la capital. El diario 'Globo' ha revelado las conversaciones en el chat de Whatsapp de adinerados vecinos del edificio. Como en la sociedad brasileña, hubo mensajes en contra y a favor de la condena, aunque estos últimos fueron mayoría. Los mensajes de este ambiente dividido mezclaron ironía, camaradería y una defensa abierta de su ilustre compañero de escalera. «Hablando de barbacoas, ¿alguien me recomienda una de confianza?», preguntaba uno durante la votación del tribunal. «Esto parece el Mundial de fútbol. Ya compré la cerveza y el chuletón», respondía otro.
También hubo mensajes de apoyo, como un residente que aseguró que el expresidente era «un buen vecino» e incluso «un buen presidente» y recordaba su diaria salida a comprar el pan y sus paseos por la urbanización. Otro celebró el refuerzo policial en la zona: «El edificio ya era un lugar seguro, ahora es el lugar más vigilado de Brasilia».
Precisamente la defensa del exjefe de Estado ha reconocido que su primera intención sería que cumpliera la pena en su residencia. «No voy a anticipar nada de eso, pero obviamente (podríamos solicitar arresto domiciliario). El presidente Bolsonaro tiene una situación de salud muy delicada. No voy a anticipar qué sucederá o no, pero esto se puede plantear, sí», manifestó el abogado Paulo Bueno. Y es que los recurrentes problemas de salud del político de 70 años podrían ser un argumento de peso. En el último reconocimiento, realizado el 16 de agosto, los médicos detectaron infecciones pulmonares, esofagitis y gastritis, además de la necesidad de un tratamiento farmacológico continuo. Cabe recordar el precedente del expresidente brasileño Fernando Collor, de 75 años y diagonisticado de párkinson, quien cumple su condena por corrupción en un ático con vistas al mar en Maceió.
El equipo legal del exmandatario ha anunciado que recurrirá la condena de 27 años y tres meses de cárcel y 124 días de multa a su cliente, ya que la consideran «absurdamente excesiva». Por ello, apelarán la sentencia «incluso en el ámbito internacional». Asimismo, la defensa ha mantenido que «el expresidente no atentó contra el Estado democrático ni participó en ningún plan, y mucho menos en los actos ocurridos el 8 de enero», y ha lamentado una «falta de tiempo» para analizar las pruebas del caso.
«Suprema persecución»
El protagonista de esta historia permanece en silencio. Por él ha hablado su primogénito, el senador Flávio Bolsonaro, quien se ha mostrado indignado por el fallo del Tribunal Supremo y ha asegurado que «no aceptarán» la condena y lucharán «hasta el final». En declaraciones a la prensa a las puertas del domicilio del líder ultra, defendió una amnistía «amplia» y no descarta la candidatura de su padre para las elecciones de 2026. Tras tildar de «psicópata» al juez del caso, Alexandre de Moraes, la familia inició una campaña en redes sociales para denunciar una persecución judicial y un supuesto intento de asesinar al expresidente: «Suprema persecución, quieren matar a Bolsonaro».
La familia Bolsonaro ha hecho campaña en Estados Unidos para impulsar sanciones contra Brasil por lo que consideran un «juicio político» y que Donald Trump ha llegado a calificar como «caja de brujas». Washington impuso aranceles del 100% al país sudamericano por esta razón y amenazó con «responder como corresponde» tras conocer la sentencia. Uno de los encargados de impulsar estas iniciativas es el diputado Eduardo Bolsonaro, a quien el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha pedido expulsar del Congreso por lo que considera una «traición» a Brasil. Así, la ultraderecha del país se debate entre la esperanza de más sanciones de EE UU o de una polémica e improbable amnistía que libre de la cárcel a su líder.
Bolsonaro se ha unido a la reducida lista de jefes de Estado de todo el mundo que han sido condenados por la justicia de su país por un golpe de Estado desde la Segunda Guerra Mundial. El exmandatario brasileño es el décimo en unirse al club, pero el segundo cuyo alzamiento no tuvo éxito. El ejemplo más reciente es la boliviana Jeanine Áñez.
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