Alexandre de Moraes, el juez implacable que defiende la democracia en Brasil
El magistrado a cargo del juicio contra Bolsonaro alcanza notoriedad por su firmeza ante los intentos intimidatorios de la derecha y del propio Trump para que el expresidente sea exculpado del intento de golpe de Estado
Dagoberto Escorcia
Jueves, 11 de septiembre 2025, 16:27
Alexandre de Moraes, 56 años, es en estos momentos uno de los tres personajes más importantes no solo en su Brasil sino también en el ... mundo entero. Él es el magistrado que tiene a cargo el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro, al que acusa de intentar un golpe de Estado contra el mandatario elegido en las urnas, Luiz Ignácio Lula da Silva, y al que habría intentado asesinar. Bolsonaro y De Moraes comparten diariamente páginas y quizás sus figuras destacan más que la del actual jefe de Estado.
Los que admiran a De Moraes lo califican como un defensor claro de la democracia. Quienes están en desacuerdo con su aplicación de la justicia no dudan en tildarlo de dictador. Incluso algún columnista lo apodó 'el pitbull de Temer', en alusión a Michel Temer, el vicepresidente que llegó al poder tras la destitución en 2016 de la mandataria izquierdista Dilma Rousseff. Temer nombró a De Moraes ministro de justicia, que inmediatamente aplicó su ley prohibiendo a los manifestantes a favor de Rousseff que cortaran la circulación de coches.
Juez del STF (Tribunal Superior Federal) desde el 2017, De Moraes lidera el proceso que ha sentado en el banquillo a Bolsonaro y que lo podría condenar a 7 años de prisión domiciliaria y a la pena máxima de 43 años. El mismo caso por el que ha recibido presiones de Estados Unidos. No en vano, Donald Trump se ha empeñado en calificar de «caza de brujas» el proceso a Bolsonaro e incluso ha sancionado al juez con la Ley Global Magnitsky, que castiga a extranjeros acusados de graves violaciones de derechos humanos o corrupción. «El STF no tolerará la coacción de un Estado extranjero», fue la respuesta inmediata de Moraes al intento de intimidación del jefe de la Casa Blanca.
Quienes conocen a Moraes sostienen que las presiones no le van y surten en él un efecto contrario. Dicen que es una persona luchadora, que no huye de la confrontación. Tiene poder y, además, convertido en la figura central contra Bolsonaro mantiene una lucha abierta contra las redes sociales, a las que acusa de desinformar. Así ha obtenido también la enemistad de otro poderoso millonario como Elon Musk que en X escribió que De Moraes era «un dictador malvado disfrazado de juez».
«Si Goebbels viviera y tuviera cuenta en X, estaríamos condenados. Y los nazis habrían conquistado el mundo», confesó De Moraes en abril pasado a la revista 'The New Yorker'. En la misma conversación comentó que la extrema derecha quiere tomar el poder, «no diciendo que se oponen a la democracia, porque eso no les generaría apoyo público, sino afirmando que las instituciones democráticas están manipuladas. Es un populismo muy estructurado e inteligente», comentó. De Moraes no dudó en bloquear a la plataforma y ordenar la suspensión de cuentas en las redes. Tras esta decisión lo llamaron «el juez que gobernará internet».
Óscar Vilhena Vieira, profesor fundador y actualmente director de la Facultad de Derecho de Sao Paulo de la Fundación Getulio Vargas, autor de cuatro libros sobre jurisprudencia y columnista del periódico 'Folha de Sao Paulo', en conversación con este periódico define a Alexandre de Moraes como un juez conservador y jurídicamente muy sólido: «En el Supremo ha sido un juez contundente en cuestiones penales y conservador en cuestiones económicas y sociales».
«Decisiones austeras»
Sobre las acusaciones de dictador que recibe Moraes por parte de los grupos opositores, Vilhena comentó: «Esa es una caracterización completamente equivocada. Él está sufriendo las consecuencias de liderar un proceso de responsabilidad de aquellos que atentaron contra el régimen democrático».
Por su parte, la abogada criminalista Juliana Bertholdi, también en conversación telefónica con este diario define a De Moraes como una figura que hasta hace poco «era considerada autoritaria, pero por la izquierda y los progresistas». Dice Bertholdi que la trayectoria del juez estaba ligada a su actuación en la Secretaría de Seguridad Pública de Sao Paulo como una figura mucho más asociada a una postura conservadora que progresista. «Sus decisiones y su postura siempre fueron austeras y no necesariamente progresistas y garantistas. Dando un salto histórico, la democracia brasileña se vio realmente en peligro y allí estaba él al frente del Tribunal Superior Electoral», sostiene.
Bertholdi añade que la postura de Alexandre de Moraes alineada con la democracia militante fue «esencial para el mantenimiento de la democracia brasileña«. »En este sentido, creo que la reacción adversa que enfrentó fue un precio justo a pagar. Al mismo tiempo, muchas de las críticas son justas (el juez que también es víctima)».
Cuando ocupó el puesto de responsable de la seguridad de Sao Paulo, Moraes dirigió a una de las fuerzas policiales y aplicó su mano dura, que fue muy discutida por la izquierda. Miembro del ministerio público entre 1991-2002, algunos sostienen que ese paso es el que lo ha impregnado con una visión acusatoria. Moraes encuentra críticas a la medida drástica de imponer arresto domiciliario preventivo a Bolsonaro por sospechas de que pudiera salir del país. Y los amigos más influyentes del expresidente hacen lo imposible por sumar fuerzas en el Congreso para conseguir una amnistía. Las elecciones del próximo año pueden ser decisivas para lograr este objetivo.
Alexandre de Moraes, de procedencia humilde, casado y padre de tres hijos, aficionado a las artes marciales, sabe que la derecha aspira a destituirlo, pero también la oposición es consciente de que podría continuar en el cargo hasta los 75 años.
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