Y el rayo iluminó la tumba del rey
En el primer día de la primavera, «cuando sale el sol por Amurga caen los primeros rayos sobre la tumba del rey, mientras el resto está oscuro». La descripción que hizo Chano Vera a la arqueóloga Rosa Schlueter hace varios años volvió a repetirse este lunes sobre la Necrópolis de Arteara, puntualmente a las 9 horas y 10 minutos.
De una magnitud de importancia sólo comparable con los grandes fenómenos de la naturaleza, la llegada de la luz del sol al túmulo o tumba del rey en la necrópolis de Arteara, maravilla y emociona, porque no sólo confirma el equinoccio o inicio de la primavera, sino los extraordinarios conocimientos que del cielo tenían los antiguos habitantes del lugar.
La misma sorpresa que se llevaron en su día los investigadores la experimentaron este martes sobre el terreno más de una treintena de personas que, invitadas por el Cabildo de Gran Canaria dentro del programa Yacimientos Estrella, pudieron comprobar como con la llegada de la nueva estación los rayos del sol incidían en el llamado túmulo del rey. «Esto se puede observar sólo dos veces al año en los precisos momentos del equinoccio, en primavera y en otoño», señaló el antropólogo José González.
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