Un libro reúne los versos canarios dedicados a Lorca
«Negra lengua de tiros. Y la sangre alzó distancias entre tú y nosotros...», canta Ventura Doreste (1923-1987). Pero ni la muerte logró separar a los poetas isleños de García Lorca. Así queda patente en el libro Coplas canarias a la memoria de Federico, que reúne los versos que los autores del Archipiélago dedicaron al andaluz.
Javier Cabrera ha buceado en bibliotecas y hemerotecas para buscar los homenajes poéticos que los literatos canarios brindaron a Federico García Lorca. El resultado de su investigación ha quedado plasmado en el libro Coplas canarias a la memoria de Federico, un volumen que reúne los versos con los que 22 escritores expresan su devoción por el autor de Bodas de sangre.
«El libro no es una selección de poemas, es una compilación. No está hecho en relación a la calidad de los poetas, sino atendiendo a su gentileza y admiración hacia la figura de García Lorca», explica el editor.
Así, el volumen recoge desde versos añejos de Chona Madera (1894-1980) hasta los dedicados recientemente por Samir Delgado (1978), incluidos en su poemario Banana Split (2011).
«El libro es un abanico que abarca la generalidad poética canaria de los siglos XX y XXI», dice el compilador acerca de la naturaleza heterogénea del volumen.
También la temática es muy variada. «Hay versos de responso; de denuncia, como los de José María García (Las Palmas de Gran Canaria, 1923-2002), que aprovecha Verde que te quiero verde para denunciar la represión franquista», explica Cabrera. También relata el editor hay poemas de celebración, como los dos sonetos del teldense Fernando González (1901-1972), o que ensalzan el estilo de Lorca, como el de Ventura Doreste.
«En el libro hay gente muy conocida, que disfrutó del reconocimiento en vida, y también hay autores a los que no se les conoce a pesar de que son excelentes poetas», relata Cabrera. Este es el caso de Federico Carbajo (1908-1972); «un hombre humilde que solo publicó tres libros en vida y al que Pedro García Cabrera dedicó un poema admirativo», indica el estudioso.
De los autores recogidos en el libro solo hay constancia de que uno conociera personalmente a Lorca. La afortunada fue la jovencísima Josefina de la Torre (1927-2002) que reflejó en un poema su encuentro con el granadino del 28 de abril de 1927.
No obstante, en opinión de Cabrera, quizás, los versos que tuvieron más resonancia pública fueron los dedicados por los poetas José María y Agustín Millares Sall. Estos versos se incluían en un cuadernillo de la revista Planas de Poesía centrado en la recuperación del poema inédito de Lorca, Crucifixión, que les costó la cárcel.
Curiosamente, durante su investigación, Cabrera constató la tolerancia que hubo en Gran Canaria hacia los homenajes a los poetas perseguidos por el franquismo. Una permisividad de la que no gozaron los círculos literarios tinerfeños.
«El censor de Las Palmas era Antonio Sillero, un periodista y poeta frustrado que, al parecer, era una excelente persona», abunda el editor, que atribuye a su bonhomía la celebración en El Museo Canario de sendos reconocimientos a Miguel Hernández y García Lorca, en 1965 y 1966.
