Un cuarto de siglo viviendo al raso
Una habitación con baño para alquilar, eso busca Lorenzo Mejías para él y su hermano mellizo Santiago. Tienen 63 años y llevan unos 25 en la calle. Aunque cada uno tenía su «zona», llevan un tiempo pernoctando juntos en la calle Mas de Gaminde. No tienen miedo «pero si estamos acompañados los delincuentes no van a por nosotros».
Tienen 63 años, son mellizos, proceden del barrio de Schamann, son toxicómanos y viven en la calle desde hace 25 años. Lorenzo y Santiago Mejías explican que lejos de lo que mucha gente pueda pensar, ellos también tuvieron un trabajo y una vida normalizada. «La gente piensa que nunca hemos dado un golpe, pero trabajamos en cosas de fontanería y electricidad en los barcos de pesca», explica Lorenzo, que añade que fue precisamente realizando una de esas tareas cuando sufrió un accidente laboral que le costó dos dedos de su mano izquierda. «Me deben 27 años de sueldo por ese accidente laboral», asegura. En la actualidad pernoctan en los bajos de un edifico de la calle Mas de Gaminde de la capital grancanaria, una «zona» que Lorenzo considera suya porque la de su hermano «era Ruiz de Alda». Sin embargo, apunta, «me lo traje aquí para cuidar de él porque es medio miedica». Hace un mes les robaron las pocas pertenencias que tenían y ahora se ven obligados «a esconder y guardar las cosillas que tenemos». Aunque reconocen que «nunca hemos tenido miedo», sí que buscan un poco de tranquilidad, por eso se han decidido a pedir públicamente «que alguien nos alquile una habitación con un baño». Reconocen su problema de drogadicción pero reivindican su condición de seres humanos. «Somos toxicómanos pero tenemos derechos», expone Santiago. No tienen ingresos fijos porque, como asegura Santiago, «nos pertenece una paga pero nunca la hemos pedido». La causa de que no hayan tramitado solicitud alguna es la burocracia. «El sistema aburre a uno, se vuelve uno loco arreglando papeles», apostilla su hermano. Sin embargo, afirman que con lo que sacan pidiendo en la calle pueden asumir el alquiler de un espacio en el que vivir. Pues aunque buscan un cambio «porque muchos se hunden en la calle», tienen claro que no quieren hacer uso de los recursos de los Servicios Sociales municipales. «El Ayuntamiento quiere controlarnos y yo nací libre, soy libre», señala Lorenzo.
