«Sin terraza tengo que cerrar»
Andrea Prezioso no celebró el 28 de noviembre pasado el primer año de apertura de su negocio en Los Nidillos. Ese día el Ayuntamiento le comunicó que debe retirar su terraza este miércoles. La exigencia responde a un requerimiento de Costas, que actúa por la denuncia de un vecino. «Si no tengo mesas y sillas, tengo que cerrar», explica el afectado.
El 28 de noviembre de 2013 Andrea Prezioso y su esposa, Verónica, inauguraron el que pensaban sería su medio de vida, tras dejar atrás su Italia natal en busca de un lugar amable en el que creciera su hijo, que ahora cuenta 10 años. Pero el pasado viernes, lejos de festejar el primer aniversario de Mar y Luna, el restaurante que regentan en Los Nidillos, en el paseo que une La Puntilla y El Confital, recibieron la peor de las noticias. El Ayuntamiento les notificó que hoy, 3 de diciembre, deben retirar la terraza de su local.
La exigencia municipal atiende a un requerimiento de Costas, que actúa a raíz de la denuncia de unos vecinos del edificio en cuyo bajo se ubica el local «y que no han vivido nunca aquí», pero que, dicen, ponen en riesgo su trabajo y el de otros dos empleados. «Nos quedamos cuatro adultos y tres niños en la calle», explican los afectados.
Añaden que no es la primera vez que estas personas pretenden cerrarles el negocio. «Ya nos denunciaron por malos olores, por ruidos y porque las sombrillas les quitaban las vistas, pero el Ayuntamiento desestimó esos recursos», indican. También aclaran que no han tenido quejas de los 16 propietarios restantes, que sí residen en el inmueble. Ahora Costas les reclama que dejen libre la servidumbre de paso, establecida en 6 metros. Y el representante legal de los afectados, que ha iniciado al menos 30 denuncias a otros tantos locales en las mismas circunstancias que la de sus clientes en Las Canteras, critica que el Consistorio no haya acudido a la zona a medir, pero exija la retirada de mesas y sillas.
«Si yo tengo que quitar las mesas y las sillas, hay también que quitar el edificio, y el Ayuntamiento debe quitar los bancos, las papeleras, las farolas y las palmeras», plantea Andrea.
Apunta también que son muchos los extranjeros que acuden a su establecimiento atraídos por el sol y las vistas, por eso dice que «si no tengo mesas y sillas, tengo que cerrar».
Además, el empresario afectado señala que su terraza no entorpece el paso de peatones ni de vehículos de emergencia o del propio Ayuntamiento, por lo que no entiende la exigencia de que retiren un elemento esencial para que su actividad le resulte rentable.
Asimismo, recuerda que si bien su terraza principal está en una zona que mide 5,60 metros, el establecimiento cuenta con otra zona de sillas y mesas en el lateral, y su medida cumple la normativa. «Tiene 7,65 metros, pero también tengo que quitarla. Me obligan a quitar lo que cumple y lo que no», se lamenta.