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"Sabemos que nunca volveremos a ver a mis padres"

Domingo, 19 de enero 2014, 00:00

A Loli, Antonio, Mercedes, Míriam y Mari Carmen Quesada, los hijos de Antonio y Ana María, la vida se les rompió por completo en la tarde del 6 de marzo de 2012. La pareja salió sobre las cinco de la tarde rumbo a la plaza de España para hacer un recado. Un camino que nunca llegaron a terminar. Una hora más tarde desaparecían sin dejar rastro.

«Al principio pensábamos que los encontrarían en cualquier parte. Pero dos años después no tiene lógica creer que los vamos a encontrar como están en la foto y vivos. Mi padre tomaba medicación, si a las 72 horas no seguía con el tratamiento, se moriría sin más. Por eso no creo que los vayamos a encontrar con vida, en eso no tenemos esperanza. Nunca volveremos a verles», afirma con contundencia Loli, la hija mayor del matrimonio.

De hecho, la sensación de desesperanza se refleja en la mirada de sus hijos que han visto cómo la vida les daba un vuelco. No hay palabras ni gestos que consuelen a este familia, que solo espera que la Policía dé por fin con el paradero de sus padres. De momento, las pesquisas se encuentran en punto muerto. «Yo tengo claro lo que pudo pasar: alguien les mató. Si no, ya habrían aparecido. De encontrarlos nunca se pierde la esperanza, de hallarlos con vida sí que no la hay», sentencia Loli.

La hija pequeña de la pareja, que trabajaba en Barcelona y se desplazó de inmediato a Gran Canaria, está de baja y se ha quedado en la Isla. El único hijo de la pareja ha mejorado poco a poco, aunque las secuelas emocionales nunca desaparecerán. En estos 22 meses sus familiares y allegados han hecho de todo para poder arrojar luz a un caso que mantiene en vilo a todo un barrio de la capital grancanaria . Pero, tras casi dos años sin noticias y sin novedades por parte de la Policía es difícil mantener el positivismo. De hecho, ya casi no quedan carteles repartidos por el barrio con la imagen de Antonio y Ana María y hace meses que no se lleva a cabo ningún rastreo. Mientras, las pesquisas policiales siguen bajo secreto de sumario.

«Ya no sirve de nada pegar los carteles, todo está en manos de la Policía y de Dios. Está bien que los medios te pregunten y el tema salga de nuevo para que no se olvide, pero está solo en la mano de Dios y de la Policía. Con que no nos olvidemos nosotros, nos basta. Tenemos ganas de que se aclare todo esto de una vez, no está en la mano de nadie», concluye.

Sólo esperan que tarde o temprano alguien dé la pista o el indicio que falta para poder esclarecer una desaparición que va camino de cumplir los dos años.

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