Podemos, las causas y las formas
En 1954 se editó Crack Up, un compendio de textos de Fitzgerald, en la que sus editores intentaron, sin mucho éxito, recomponer el descenso de una de las figuras más admiradas de la literatura norteamericana. Podemos se encuentra en una encrucijada idéntica, con su varapalo en Canarias como espoleta, en un difuso autoanálisis para dar con unas razones esquivas.
Ante el hecho objetivo, autocrítica. La cúpula nacional del partido no logra explicar las causas del desfallecimiento ante las urnas, a pesar de haber sumado a sus siglas a Izquierda Unida, que solo en Canarias parecía aportar a la fórmula electoral más de 30.000 votos. Muchos son los motivos que se podrían traer al frente para explorar la caída de Podemos, efímera segunda fuerza en el Archipiélago. Pero desde el núcleo del partido no se extraen muchos argumentos. En Madrid, tras una reunión sin réditos el pasado lunes, se decidió poner en manos de profesionales de la demoscópica un estudio detallado de las posibles causas. En Canarias también ha recibido el mensaje. Estos días se ha reunido el consejo de coordinación y se ha convocado al consejo autonómico para, a espejo de la cúpula nacional, ponderar los motivos de esta recesión electoral. «Creemos en la inteligencia colectiva», expone siempre Meri Pita, secretaria general en las Islas, cuestionada en público tras el primer varapalo. Concepción Moreno, secretaria de organización en la estructura regional del partido, tiene su propia impresión de lo sucedido. Aunque también espera al balance general para dar como dogma de fe sus impresiones: «Esta ha sido una campaña diferente. No ha durado 20 días, como es lo normal. Ha durado seis meses, un periodo de tiempo en el que el PSOE se ha dedicado a trasladar el mensaje de que no hubo gobierno por nuestra culpa. Y lo ha conseguido», indicó. Otra figura de relevancia en Podemos es Juan Márquez, diputado autonómico por Gran Canaria. Este no cree que lo sucedido el 20J pueda ser considerado un fracaso: «Es verdad que hemos perdido votos y eso debe llevarnos a la autocrítica. Pero la verdad es que para ser una fuerza política tan joven, nos hemos consolidado. Hemos pasado de la nada a 71 diputados. Y eso es muy difícil. El problema es que nos han marcado unas expectativas muy altas y nos las hemos creído antes de tiempo», asegura. La suma de Unidos Podemos, con la incorporación de Izquierda Unida, vuelve a sembrar la discordia en los pesos pesados del partido. Un hecho al que ambos restan importancia. «El proceso de unidad es muy positivo, y dará sus frutos en el futuro. Lo que sí debemos analizar es el momento en el que se decidió ir de la mano y las formas en la que lo hicimos», dice Moreno; «Todavía es pronto para concluir si la suma es un fracaso. Lo que está claro es que sí en Podemos no pensamos en la confluencia progresista todo lo que hemos hecho será estéril», acota Márquez. Podemos se autoanaliza buscando las causas de un desplome inexplicable. En estado catatónico, la formación de Pablo Iglesias busca recuperar el crédito que hace solo un año le llevó a dejar de convertirse en una alternativa para ser una realidad. Por ejemplo, en Gran Canaria, donde logró seis concejales en Las Palmas de Gran Canaria y cuatro consejeros en el Cabildo, lugares donde gobiernan. La criba interna prosigue.
