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Mediocres

Sábado, 19 de diciembre 2015, 00:00

Ahora que toca volver a votar, finalizada la campaña electoral y a la vista del calentamiento de los últimos días, es bueno recordar al sabio José Ortega y Gasset, que, por cierto, en 1914 pronunció una conferencia que tituló Vieja y nueva política, fíjense si la cosa viene de atrás, cuando dijo: «El insulto es el recurso de los mediocres». Así las cosas, toca constatar que la política española derrocha mediocridad. Y ésta, la mediocridad, no es nueva, porque el insulto está instalado en nuestro lenguaje político desde hace demasiado. Aquí hace mucho que no se trata de vencer al adversario sino de destruirlo. Cierto que un pecado no justifica otro pecado, pero menos escandalizamientos hipócritas y más propósitos de enmienda. Hay excesivos episodios de discursos barriobajeros como para sonrojarse por lo último. Así que menos lobos y más aplicarse en el respeto a las formas, que en democracia son tan importantes como el fondo.

Qué triste, también, que las reacciones lleguen cuando se atisba catástrofe electoral. Es entonces cuando llenan los estudios de radio y televisión, comparecen a motu proprio ante los periodistas, se prodigan por todos los rincones, se multiplican en las redes sociales y se jactan de estar abiertos y permeables a los sentires ciudadanos. Por no hablar del sinfín de tópicos que repiten hasta la saciedad, por ejemplo el de: «la única encuesta que sirve es la del día de las elecciones». Si así fuera, en este tiempo en el que más que nunca se constata que el voto es tremendamente volátil, ¿por qué los sondeos son los que han decidido quienes debían participar en los principales debates? Las exclusiones de Izquierda Unida y UPyD, organizaciones con representación parlamentaria, han sido una clamorosa injusticia.

Otro ejemplo: siempre pasa en los estertores de todas las campañas que unos y otros se apuran a pedir para sí lo que llaman el voto útil, que no es otra cosa que una llamada sin tapujos a la renuncia a los principios por mor del culto a la aritmética parlamentaria, que es a fin de cuentas la que impondrá los nuevos discursos, esos que surgirán una vez conocidos los resultados se reacomodarán al escenario que surja, porque eso es lo acostumbrado. Por lo menos hasta ahora. Habrá que ver si estos nuevos tiempos que anuncian traen ciertamente cambios de costumbres.

Y violencia por supuesto que nunca. Cualquiera que sea. Y condena siempre, sea para el descerebrado que agredió a Rajoy como para esos otros, los encapuchados, que le metieron una paliza al concejal de Las Palmas de Gran Canaria Jacinto Ortega, por referirme a dos hechos de estos últimos siete días. Por cierto, eché en falta en el acto de apoyo a ese edil la presencia de los representantes municipales de la oposición.

Lo dicho, toca votar, pero no olviden que la votación es la nota a una evaluación continua, así que sean serios, pero no dejen de sonreír, háganlo con ilusión, pensando en que juntos se puede luchar por Canarias y hasta construir un nuevo país. Háganlo con fundamento, que es una magnífica receta contra la mediocridad.

@VicenteLlorca

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