Las malas artes de la suficiencia
Newley intercambió pareceres con Pedro Martínez y fue eliminado de la rotación de forma automática. Acabó el partido y mientras se despachaba diplomacia en las tribunas y protocolarios saludos sobre la pista, Tomás Bellas quedaba enganchado en una discusión con Chagoyen en la que se citaban para darse afecto sin luz ni taquígrafos en el vestuario. Algunos síntomas o símbolos de la descomposición claretiana sobre la pista del Los Majuelos.
Todos lo negaron. Nadie quiso incluir entre los pecados veniales del Gran Canaria en Tenerife la autosuficiencia. La alusión se limita únicamente a situaciones limitadas al aspecto estratégico. Pero es prácticamente imposible erradicar la sospecha de la relajación en el grupo de Martínez, que ganaban por 17 puntos cuando quedaban 16 minutos para acabar el partido y en el Santiago Martín se negociaba la rendición.
Es complicado resolver que un grupo con la genética ganadora del Gran Canaria diera por sentado que la victoria ya estaba embarcando en Los Rodeos. «No creo que haya relajación, pero es verdad que todos pensamos que el partido estaba ganado en algún momento», despachó con el rostro exudando rabia Tomás Bellas, capitán insular.
Este Gran Canaria demoledor de estadísticas e insaciable cazador de récords de vez en cuando le pasan estas cosas. Rara cosa, esta temporada le ha solido ocurrir en el Centro Insular precedentes hay: Cajasol, La Bruixa d’Or o Rio Natura pero había un estímulo cuando jugaba lejos de la Avenida Marítima que impedía reproducir esas sandeces a domicilio.
Aunque siempre se mostró respeto y se habló con mesura de la tangible lista de diferencias entre ambos contendientes, nadie en el Gran Canaria escapaba a la certeza de su superioridad. Es mejor el Gran Canaria que el Iberostar Tenerife. Incluso con la baja de Xavi Rey. Pero quizá se lo creyó demasiado en una semana de víspera feliz tras haber derrotado con mucho esfuerzo al rudo Bilbao Basket.
Habrá que recapacitar sobre ese patrón de comportamiento. La cuarta plaza, que acredita a los cabezas de serie, aún le pertenece. Pero se ha gastado mucha munición en batallas asequibles que se puede echar de menos ahora que se endurece la cosa.
El calendario toma el camino más difícil. En un mes habrá que jugar contra los tres primeros clasificados, Real Madrid, Valencia y Barcelona, de forma cronológica. Y eso puede arrastrar un coste muy caro.