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La magia eterna de un circo sin límites

La magia eterna de un circo sin límites

EFE

Jueves, 1 de enero 1970

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El siempre espectacular Circo del Sol lleva a Granada la fusión de 3.000 años de tradición de las artes acrobáticas chinas con su espectáculo Dralion, un montaje sensorial, colorista e impactante con medio centenar de artistas cuyas capacidades físicas parecen carecer de límites.

Un yo-yo, un diábolo y unas cuantas cuerdas, unos aros, unas sillas y una docena de pelotitas; aparentes juegos de niños que se transforman en espectáculo gracias a la magia del circo.

Dralion concentra la esencia de la firma del Circo del Sol en una apuesta por el clasicismo chino, las acrobacias y la espectacularidad, con cerca de cien minutos de acción en los que sus artistas exhiben una destreza que parece carente de límites.

Una cuidada selección musical, 5.000 metros de tela convertidos en vestuario, dos días de montajes, 16.000 kilos de equipaje y medio centenar de artistas dan vida a doce escenas de ilusión visual y espectacularidad que, sin artificios, parecen incluso más imposibles.

Dos personas colgando de un pedazo de tela azul y una grúa. Sin arneses, sin más apoyo que la fuerza de sus cuerpos, estos dos acróbatas conquistan al público en una persecución, un baile, un despliegue físico que rompe los límites, que les permite volar, parar, suspenderse en el aire y bajar abrazados.

Dralion ha conquistado a más de siete millones de personas con unas coreografías imposibles que, fuera de las luces y los artificios, cuando sus artistas se suben a las tablas descalzos y con ropa de entrenamiento, parecen recrear un mundo paralelo sin leyes de gravedad, sin corsés físicos.

Vuelan, saltan, retan a sus cuerpos y demuestran un control absoluto de hasta el último de sus músculos para alcanzar esa reacción del público, esa boca abierta, ese suspiro que acaba en aplauso.

Como adaptados al Palacio de Deportes que los acoge en Granada, los integrantes del elenco de artistas de Dralion saltan entre un cuadrilátero de cuerdas, escalan una montaña de sillas, vuelan por un 'rocódromo' de trampolines y regatean con sus diábolos subiendo a cada minuto la complejidad de sus movimientos.

Dralion combina además danzas tradicionales y trajes majestuosos para dar vida a su suma de dragón y león, y le añade acrobacias, música, piruetas, equilibrios y un elenco de artistas que desafían las fuerzas de la naturaleza.

El espectáculo arranca esta noche en el Palacio de Deportes de Granada en una versión modificada para salir de las carpas de circo y ofrecerá desde mañana dos sesiones diarias hasta el próximo domingo.

Si acudir al circo es siempre un espectáculo, Dralion suma la fusión de los elementos tierra, agua, viento y fuego, un escenario central del que salen otros circulares o cuadrados, que giran, que suben y bajan, cajas que cuelgan del techo para arrojar personas, equilibrios...

Y magia, que esto sigue siendo un circo. Del Sol, pero un circo.

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