La huelga del Riu Oasis provoca la salida de turistas
La huelga indefinida iniciada el martes por los trabajadores del Riu Oasis está teniendo unas consecuencias nefastas sobre el turismo. El nivel de ruido que se genera en las protestas -de 9 a 19 horas- supera en más del 500% lo permitido y molesta a los clientes de complejos cercanos. Muchos de ellos están adelantado su regreso y abandonan la Isla.
Numerosos turistas alojados en los complejos cercanos al hotel Riu Oasis de Maspalomas están haciendo sus maletas para regresar a casa antes de que terminen sus vacaciones. El motivo no es otro que los ruidos que generan los manifestantes del hotel Riu Oasis, en huelga indefinida -convocada por Fsoc- desde el martes para protestar por el recorte de derechos.
Los pitos y bocinas no dejan de sonar desde las nueve de la mañana y hasta las siete de la tarde, y además con una intensidad que supera en más del 500% los decibelios permitidos, lo que molesta el descanso de unos 4.000 turistas y perjudica su salud. Así lo señala el director de Seaside Hotels, Pablo González-Haba, quien demanda la actuación de la Delegación del Gobierno, que autorizó la manifestación.
«Respetamos el derecho a la huelga y a manifestarse de estos trabajadores pero no se puede permitir que esto suponga pisotear el derecho al descanso de los clientes y trabajadores de la zona y el derecho a poder desarrollar la principal actividad de la economía de las islas», asegura González-Haba.
Según indica, desde Seaside Hotels se ha hablado con los manifestantes para que rebajen el nivel de ruido pero no ha cambiado nada. Se han dirigido también a la Policía Local, que certificó que se superaban los decibelios permitidos y multó a los manifestantes, y al Ayuntamiento de San Bartolomé que ha escrito un informe que ha remitido a la Delegación del Gobierno. «Nuestra esperanza es la Delegación, que es quien puede revocar el permiso a manifestarse», indica González-Haba, quien se pregunta cómo se autoriza una manifestación «en la semana más importante del año para el turismo de la Isla y no se controla el cumplimiento de las normas de convivencia».
