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La felicidad existe y es de la UD

La felicidad existe y es de la UD

Ignacio S. Acedo

Jueves, 1 de enero 1970

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Fue pitar Álvarez Izquierdo el final del partido en Riazor y comenzar una catarata de abrazos y gestos de felicidad que retratan a esta UD, ya en tierra prometida y con otro año más asegurado en Primera tras su enésima demostración de grandeza.

No hay equipo en España que luzca más que Las Palmas. Por fútbol, por emociones, por una fachada que esconde tanto corazón que ya ni cabe en la pechera. Es un equipo para sentirse orgulloso, que llama a presumir, tan fiel a un estilo como proporcionado a las expectativas. Una UD de moda de la que siempre se espera lo mejor y que ahí está sin desmayo. Responsabilizada, atrevida y leal con su gente. Anoche remató en Riazor su permanencia en Primera con una victoria para guardar. Por fondo y forma. Por justicia también.

Por mucho que el Deportivo apretara, que lo hizo, y generara ocasiones, que las tuvo de todos los colores, los puntos tenían una pertenencia marcada y vienen de regreso con los futbolistas que dignificaron la pelota y la convirtieron en arte. Hubo fases. Exactamente tres. Una inicial de siesta, otra de rugido monumental y una última de conjunción divina para meterlas todas y salir indemnes del asedio del Deportivo, que no hizo más goles de verdadero milagro.

Pero la suerte se merece y a la UD se le pueden discutir muy poco. Y menos que tenga lo que se ha ganado. Hoy amanece ni más ni menos que con su sitio guardado para la próxima campaña. Le sobran un porrón de partidos en lo que ya es trámite delicioso. Los focos que apunten a Setién, autor de una resurrección memorable. A los futbolistas, obreros impecables. Y a la dirigencia, puntual en la toma de decisiones, paciente en curvas pronunciadas y, ahora, gestora discreta de un éxito total. Lo han logrado.

Lo mejor que dejó la primera parte fue la ovación unánime en el minuto 21 dedicada a Juan Carlos Valerón. La grada rompió en aplausos y coros en honor al Flaco, que por Riazor han santificado para los restos. Del césped para afuera, un motivo para interrumpir el bostezo larguísimo que dejaron los futbolistas, demasiado confortables y alérgicos a las áreas. El toca-toca intrascendente en el que los protagonistas convirtieron el partido motivó, por momentos, una llamada de atención del respetable, que pagó la entrada para algo, fuese bueno o malo.

Deportivo y UD se hartaron de especular y abusaron de la paciencia. Ratos interminables de combinaciones sin chicha y una oda a la horizontalidad que se soportó porque no quedaba otra. Las Palmas añoró a Willian arriba. Porque Araujo, al ralentí, apenas dio señales. Sin referente ofensivo, y con Viera y Tana desactivados, aparecieron muchísimo en la foto Lemos o Roque. No es lo que predica Quique Setién. En Momo se vio más determinación, aunque no alcanzó para contagiar al resto, metidos en el balanceo comodón del 0-0.

A última hora, cuando se acercaba el descanso, alguno se animó a armar la pierna. No hubo consecuencias, pero menos es nada. Lucas, ante Varas, la picó alta, Cartabia probó en turno doble con poca convicción y Roque y Viera miraron más allá de lo que habían hecho. Tiritos para la estadística o vergüenza torera según se mire.

Lo que vino tras el intermedio no pudo ser peor para la UD. En la primera jugada del segundo acto, Lucas cazó un balón suelto en segunda jugada y batió, esta vez sí, a Varas. De repente, un partido que estaba inclinado para no pasarlo mal, planteaba ya preguntas y exigencias. Mandaba el Deportivo en el marcador y también en intensidad, lo que pilló a pie cambiado a Las Palmas, con poca capacidad en el intercambio de golpes. Cuando se anunciaba el segundo, vino el paso al frente. Sí, había orgullo. Y era hora de ponerlo en exposición. Un aviso de David García, con cabezazo alto, dio paso, poco después, al empate. La UD se vino arriba con Tana a los mandos y en una acometida, Momo vio la carrera de Araujo y el argentino la embocó.

Llevaba una noche de perros Araujo, errático en todo. Pero cuando tuvo la suya, vacunó al Depor. Araujo trajo efecto llamada porque esa UD irreconocible de instantes iniciales comenzó a tejer sus asociaciones deliciosas en la zona ancha para desarmar al adversario e inició su abordaje. No habían venido a menos, aunque las apariencias engañaran durante un tramo predominante. De poco importó. A tiempo para todo, Setién se acordó de Valerón, que llevaba cuarenta días en la reserva. Hasta el de la megafonía de animó para anunciar su ingreso. «Eterno Valerón», anticipó al posterior bramido de todos. Ahí estaba el Flaco para guiar al resto. Vinieron dos más. Primero David García, todo corazón y que tuvo el premio que buscó con ahínco. Luego Araujo. Entre medias, metralletas y bombas en las inmediaciones de Varas. No contaba el Deportivo que la UD se ha ganado a todo el mundo. Por eso es y será de Primera.

- Ficha técnica:

1 - RC Deportivo: Manu Fernández; Juanfran, Lopo, Sidnei Rechel, Fernando Navarro; Mosquera, Borges; Fede Cartabia (Jonathan Rodríguez, min.73), Luis Alberto, Cani (Fayçal Fajr, min.63); y Lucas Pérez.

3 - UD Las Palmas: Javi Varas; David García, Lemos, Aythami, Dani Castellano; Roque; Nili (Valerón, min.68), Tana (Vicente Gómez, min.82), Jonathan Viera, Momo (El Zhar, min.79); y Araujo.

Goles: 1-0, min.47: Lucas Pérez. 1-1, min.58: Araujo. 1-2, min.79: David García. 1-3, min.93: Araujo.

Árbitro: Álvarez Izquierdo, del colegio catalán. Mostró amarilla a Dani Castellano (min.37), de la UD Las Palmas; y a Borges (min.77), del Deportivo.

Incidencias: Partido de la trigésimo segunda jornada de la Liga BBVA, disputado en el estadio de Riazor ante 21.686 aficionados, según el Deportivo.

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