La gran veta arqueológica
Miércoles, 20 de julio 2011, 10:42
La Cueva del Tendal, situada en una ladera del barranco de San Juan, en el municipio de San Andrés y Sauces, es una de las grandes vetas arqueológicas de La Palma. Jorge Pais, doctor en Prehistoria, conoce este yacimiento como la palma de su mano. La investigación aborigen es su pasión.
Su vida gira en torno al legado aborigen de La Palma. Jorge Pais, en los yacimientos arqueológicos, se siente como pez en el agua. Cuando participa en una excavación para desenterrar las reliquias de los primeros pobladores de la Isla, el trabajo científico se trasforma en una apasionante aventura a la que, si por él fuera, dedicaría las 24 horas del día. Los conjuntos prehispánicos de la Isla, sostiene, «constituyen uno de los legados culturales más interesantes, variados y espectaculares de todo el Archipiélago canario».
Fue el primero en determinar que los nativos de La Palma, en los periodos más remotos, comían lentejas. Encontró los granos, hace casi tres décadas , en la zona arqueológica de la Cueva del Tendal. En la tarea de indagar sobre la obra y milagros de los antiguos pobladores de la Isla, los benahoaritas, no se cansa e, incluso, en vacaciones y fiestas de guardar, continúa prospectando los yacimientos donde se hallan las claves que permiten descifrar la evolución de la especie humana. «La Palma», insiste mientras recorre, en una actividad de divulgación llevada a cabo este verano, el entono de la Cueva del Tendal, «cuenta con un patrimonio arqueológico muy rico, variado y en un aceptable estado de conservación que, además, está disperso por todos los parajes de la Isla en medio de espacios naturales de extraordinario valor paisajístico».
Apunta que ha habido dos excavaciones arqueológicas que han sido «fundamentales» en su vida profesional. «La primera fue en una campaña de 1985, codirigida por Juan Francisco Navarro Mederos y Ernesto Martín Rodríguez, en la Cueva del Tendal, durante la cual descubrí que mi vocación y mi vida estarían dedicadas a la arqueología palmera». Posteriormente, en 1988, explica, «codirigí, junto con Amelia Rodríguez Rodríguez, una excavación en el barranco del Rincón (El Paso), cuyos resultados fueron básicos para elaborar nuestras respectivas tesis doctorales».
Los trabajos realizados en El Tendal, sintetiza, «pusieron de manifiesto el interés y la espectacularidad de las estratigrafías prehispánicas».
La arqueología, recalca, «me ha permitido desarrollarme como científico y como persona». A lo largo de los últimos 26 años, abunda el jefe de la Unidad Insular de Patrimonio Histórico del Cabildo de La Palma, «más de la mitad de mi vida», precisa, «me he dedicado en cuerpo y alma a esta profesión». La mayor parte de las cosas positivas que le han sucedido, dice, «han estado directamente vinculadas con este mundo, al que le debo todo lo que soy». Las vacaciones, indica, en buena medida, las volverá a dedicar a recorrer la Isla «a la búsqueda de nuevos yacimientos arqueológicos, fundamentalmente en la zona de La Cumbre, ya que la época estival, por cuestiones climáticas, es la más idónea para sondear estos parajes».
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