Jóvenes en los fogones
Una apuesta por la cocina sana en tiempos de hamburguesas con las mismas calorías que cuatro tortillas de papas. Alumnos del IES Las Breñas aprendieron a realizar platos saludables y nutritivos en el marco de un proyecto que oferta alternativas de ocio.
Miércoles, 29 de noviembre 2006, 10:28
La mayoría se tomó en serio la actividad. Unos querían aprender a cocinar para ayudar a sus madres -las esclavas de la cocina- y otros por pura inclinación natural hacia el arte culinario. Unos diez estudiantes del IES Las Breñas participaron en un curso gratuito de cocina saludable que impartió el Ayuntamiento de Breña Alta en el marco del proyecto Breña Alta joven, una iniciativa que pretende dinamizar al colectivo y ofrecerle alternativas de ocio. Al cocinero Carlos González no le resultó fácil la tarea. Aunque los chicos estaban dispuestos a aprender, tuvo que cambiar todas las estrategias pedagógicas previamente diseñadas. En vista del alumnado, de entre 13 y 15 años, suprimió mucha teoría y se dedicó a la práctica. A la brega en el fogón. La cocina del colegio Manuel Galván de las Casas se convirtió en el cuartel general. Allí, entre calderos, bandejas, coladores y demás utensilios,los estudiantes aprendieron, a lo largo de una semana, las nociones básicas de una cocina saludable. El primer contacto con los fogones provocó reacciones para todos los gustos. Unos se taparon la nariz cuando se vieron frente a un pescado fresco y grande esperando para ser limpiado; otros corrían entusiasmados con una bandeja de helado en la mano. «Intenté que aprendieran a diferenciar la comida rápida o basura de la saludable», explica Carlos González. «Ellos tenían la cocina sana asociada sólo a ensaladas, verduras y potajes, pero yo les enseñé a elaborar platos creativos con carnes y pescados al horno o la brasa». Se trataba de transmitirle al alumnado que la cocina sana no es sinónimo de platos insípidos y sin gracia. El curso duró una semana y fue clausurado el pasado lunes. Las clases se desarrollaron de cinco a ocho de la tarde. A lo largo de este tiempo, aprendieron a elaborar aperitivos, ensaladas, sopas y cremas, carnes y pescados, y postres. De la forma más natural posible.