JK5022: Seis años de dolor

El 20 de agosto de 2008, alrededor de las dos de la tarde, el vuelo JK5022 de Spanair con destino Gran Canaria se estrelló mientras despegaba en el aeropuerto madrileño de Barajas dando lugar a una de las peores tragedias de la historia reciente de España. Niños, padres, madres, hijos, abuelos, hermanos... 154 personas, la mayoría nacidos o residentes en las Islas, perdieron su vida en aquel siniestro. Sólo 18, heridos de gravedad, consiguieron sobrevivir. Seis años más tarde, el dolor sigue brotando ante la escasez de respuestas de una tragedia que pudo evitarse.

Entre los pasajeros fallecidos se encontraban los dos hijos, de 14 y 18 años, de Margarita Henríquez, que en vísperas del sexto aniversario del accidente, rememora la impotencia que ha sentido desde entonces ante la falta de responsabilidades de la compañía: «Fui la primera en entrar a la sala que habilitó Spanair, y hasta el día siguiente no supe nada de mis hijos porque en ningún momento se nos informó sobre el estado de nuestros familiares, y nadie dio la cara».

A pesar de que han pasado seis años, para una madre el transcurso del tiempo nunca es suficiente para mitigar el vacío que deja una pérdida tan cruel: «Hay momentos mejores, y otros peores, pero el dolor siempre permanece», afirma Henríquez tratando de contener sus emociones en todo momento. Hoy es la vicepresidenta de la Asociación de Afectados del vuelo JK5022, que tiene como misión «luchar por la justicia y la verdad» y reconoce que, a pesar de la impotencia que ha sentido todo este tiempo, trabajar «para que una desgracia como ésta no vuelva a ocurrir», es su reconforte.

Ángeles Piretti, tesorera de la asociación, perdió a su hija y a su nieto en el accidente. Relata que aún le cuesta volver a la normalidad y, con la voz entrecortada, reconoce que la tragedia la ha arrastrado hacia la soledad: «Nunca entendí lo que era sentirse sola hasta después del accidente. Mis hijos vivían conmigo y ahora me he quedado sin nadie», dice. Ellas, como muchos afectados que perdieron a sus seres queridos en la catástrofe aérea, viven una agonizante lucha en la que hay momentos en los que el dolor vuelve a brotar como el primer día porque aún quedan muchos frentes abiertos y preguntas sin respuesta: «¿Dónde está la prevención? ¿Cuántas muertes más tienen que haber para que se haga algo?», pregunta al aire la vicepresidenta de la asociación, Margarita Henríquez, que compara los errores del vuelo JK5022 con los del tren Alvia que se produjo en julio de 2013 en Santiago de Compostela.

Después de que la Audiencia Provincial de Madrid archivase el caso en 2012, mantienen la esperanza de que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos reabra el caso para que el accidente no quede en el olvido y se depuren responsabilidades.

Con la firme convicción de que «aún queda mucho camino por recorrer», no tiran la toalla y tratan de calmar la aflicción con el consuelo del trabajo que llevan a cabo «todos los días del año» con la misión de que «se respeten los derechos y la dignidad de los que ya no están para defenderse» y de que el accidente no quede en el olvido. Pero también conservan la confianza de que «se tome conciencia y se hagan las cosas bien por parte del Gobierno» para que, si algún día vuelve a producirse una catástrofe así, haya un camino labrado y «ninguna familia pase por lo que nosotros hemos pasado».

A punto de cumplirse el sexto aniversario de la catástrofe, los afectados entienden que es momento de dejar a un lado las reivindicaciones y la rabia que llevan dentro para rendir homenaje, durante los días 19 y 20 de agosto con distintos actos conmemorativos, a las 154 personas que fueron víctimas de un fatal error que truncó sus vidas cuando aquel 20 de agosto se montaron en un avión que nunca llegó a su destino.

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