Hernán vuelve para quedarse
Nueve meses después de su última vez en el once titular de la UD en partido oficial de Liga, hay que retroceder a diciembre, con la visita al Tenerife en el derbi que finalizó con derrota por 3-0, Hernán Santana (Santa Cruz de La Palma, 1990) salió en la foto con los elegidos con motivo del primer encuentro de esta temporada. Fue el sábado frente al Llagostera. Una fecha que, entiende, marca una nueva etapa en su carrera deportiva. Porque para Hernán supone un acontecimiento destacado entrar de nuevo en la rueda luego de más de un año de penalidades físicas a cuenta de su rodilla derecha. Operaciones, recaídas e incertidumbres de todo tipo le hicieron vivir el fútbol «desde el otro lado». Aguantó y ahora recoge el premio a su empeño. Porque nunca se debatió su cualificación para ejercer en la media de la UD. Y a poco que se ha encontrado con su estado natural, libre de ataduras, se ha ganado la confianza del entrenador. Hoy cumple 24 años y lo hace pletórico. Vuelve a sentirse futbolista con todas las de la ley. «Después de una temporada mala a nivel personal como fue la pasada, regresé de vacaciones muy bien. Directamente, me olvidé de la rodilla que tantos problemas me había impedido jugar y he podido entrenarme a tope, recuperar un estado físico que me permite rendir. Disfrutar sobre el campo. Uno siempre espera que le toque jugar porque es ambicioso y, cuando el entrenador me comunicó que iba a ser titular frente al Llagostera, me llevé una gran alegría», admite al recordar lo acontecido en el debut liguero.
Hernán disputó los noventa minutos, mezclando en la zona ancha con Javi Castellano y Vicente, y, a juzgar por sus impresiones, ha sido el inicio de una temporada en la que espera mucho a nivel individual y colectivo: «Me encontré muy cómodo en el campo, motivado para devolver al míster la confianza que depositó en mí. Además, con la calidad que hay en el equipo, es muy fácil jugar. Hay una plantilla impresionante. Salí contento porque ganamos y, también, porque pude aportar al grupo, que es lo que busco cada vez que salto al campo».
«Saber que el entrenador confía en tus condiciones es, sin duda, un aliciente enorme, te motiva muchísimo. Y supone una gran ayuda en todo momento. Eso es lo que me está pasando en estos momentos y ojalá que todo continúe igual que como ha empezado. Con la UD ganando partidos y, a ser posible, conmigo en el campo. La competencia es enorme y mi reto es el de trabajar día a día a muerte para mantener el puesto», subraya.
El canterano se siente fuerte después de superar la dura reválida que vivió durante meses por sus complicaciones físicas y que describe, ahora, con cierto alivio: «Todo pasó y con eso me quedo. También con lo que aprendí. Ya dije entonces, estando parado, que lo que quería era coger carrerilla para regresar con más fuerza, como ahora ocurre. Pero sí fue todo muy complicado. Tras el primer año con Sergio Lobera en el que jugué bastante, caer lesionado, tener que operarme, recaer después del partido de Copa frente al Almería... Se dice pronto pero entre una cosa y otra pasé una campaña casi en blanco, sin continuidad y con molestias que no terminaban de desaparecer. Hubo momentos en los que lo pasé bastante mal... Uno no se acostumbra a eso».
Y ni siquiera el hecho de terminar contrato en junio desvía sus atenciones, totalmente puestas en seguir ganando ascendente: «Sé en qué sitio quiero estar y eso me hace mirar al futuro con tranquilidad. La UD es mi equipo y quiero que lo siga siendo y no tengo la más mínima duda de que habrá un acuerdo para renovar. Además, ya se han producido algunos contactos con mi representante para hablar del asunto y todo va como deseaba. Lo mío es estar centrado en hacer las cosas lo mejor posible y lo demás, ya vendrá».