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EFE
Viernes, 15 de julio 2016, 13:41
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La Fiscalía de Coburg (Baviera) pidió hoy cadena perpetua para la mujer de 45 años que presuntamente mató a ocho bebés recién nacidos y argumentó que no actuó bajo ninguna presión o emergencia que se pueda considerar como atenuante. La acusación consideró probado que al menos en cuatro de esos casos la madre asesinó a sus hijos, puesto que vinieron al mundo vivos, mientras que en los restantes podría ser murieran en el parto o hubieran fallecido inmediatamente después. La Fiscalía solicitó por ello una cadena perpetua en grado de culpabilidad grave para que, en caso ser ésta la sentencia, la procesada pase al menos 20 años en la cárcel -el máximo periodo que, a la práctica, suelen estar los presos en prisión en Alemania-. La defensa, por su parte, no presentó una petición concreta, pero consideró que no se trata de asesinato, sino de homicidio y que su defendida actuó movida por el pánico a tener más hijos. El juicio contra la mujer se había abierto con una amplia confesión de ésta, que admitió haber matado a varios de los bebés, pero sin poder precisar a cuántos. En una declaración leída por su abogado, explicó que tras cada parto envolvía la cabeza del bebé en una toalla y apretaba si notaba señales de vida, pero que no sabía en cuántos casos ocurrió exactamente; pudieron ser dos, tres o cuatro, señaló. El abogado de la mujer explicó que la pareja -que tenía ya tres hijos en común más otros dos cada uno de relaciones anteriores- no deseaba más hijos y que el hombre le habían presionado para que se sometieran a una esterilización, algo a lo que ella se negó. Según su relato, al quedarse de nuevo embarazada en 2003 se lo contó a su pareja, que se enfadó y le instó a abortar, por lo que a partir de entonces evitó cualquier pensamiento sobre la gestación. Un informe forense determinó que la procesada era responsable de sus actos, pese a sufrir transtornos psíquicos y alcoholismo. El hombre, de 55 años, tuvo que ser consciente tanto de los ocho embarazados como de la muerte de los bebés, según la Fiscalía, que pidió para él cuatro años de cárcel por complicidad en asesinato. La defensa, en cambio, solicitó su libre absolución, con el argumento de que no fue consciente siquiera de que su mujer volvía a estar embarazada y menos aún de los nacimientos. Los hechos salieron a relucir en noviembre del año pasado, al ser hallados los cadáveres envueltos en toallas y bolsas de plásticos en una vivienda de la pequeña localidad bávara de Wallenfels, cuando la pareja ya se había separado. El macabro hallazgo en la que había sido la vivienda de la pareja ocurrió después de que una persona alertara a emergencias de que había encontrado el cadáver de un bebé en la vivienda. La mujer fue detenida cuando se encontraba junto a su nueva pareja en una pensión de un pueblo cercano. El caso de Wallenfels hizo recordar otros sucesos similares registrados en el país en los últimos año, el más grave el protagonizado por Sabine H. en el estado de Brandeburgo (este). En 2005 se descubrió que la mujer había asesinado en la década de los noventa a nueve de sus trece hijos al nacer y ocultado sus cadáveres en distintos maceteros.
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