¡Están cambiando los tiempos!
Cuando llegué a la universidad con el ánimo de formarme en aquello que pomposamente llamaban, y aún lo siguen haciendo, Ciencias de la Información eran los albores de la transición y en los muchos actos reivindicativos que entonces se sucedían a diario en el campus estaba en boca de casi todos una canción de Elisa Serna cuyo estribillo decía: «Están cambiando los tiempos, están cambiando qué bueno». ¡Y vaya que si cambiaron! ¡Y qué bueno que cambiaron!
Recién terminados aquellos estudios universitarios, cinco años más tarde, rebozante de teoría, tuve la fortuna y la dicha de ser llamado a participar en uno de los proyectos más ilusionantes y hermosos que cualquier periodista pueda anhelar, la puesta en marcha de una nueva publicación, ésta que ahora están leyendo, que, además, miren por donde, iba a promover un sin fin de cambios que dinamizarían y enriquecerían el mercado periodístico en las Islas.
Junto a un grupo de casi imberbes neoprofesionales, como yo, bajo la dirección de un equipo de exquisitos y selectos profesionales, desde la administración a la distribución, pasando por la redacción y la impresión, curtidos en el buen hacer y cargados de oficio, pude transitar, entonces, el deslumbrante camino que lleva de la teoría a la práctica y así iniciar el genuino proceso de formación que te hace realmente periodista. Y de entonces a hoy.
Aquella mañana de sábado, 2 de octubre de 1982, pudimos proclamar henchidos de orgullo el ¡Ya estamos aquí! Treinta años más tarde, siguen cambiando los tiempos, ¡qué bueno!, y podemos permitirnos pregonar: ¡Seguimos aquí!, sobre todo, porque en esta escuela de formación permanente que es CANARIAS7, de ello pueden dar fe un sin fin de reputados profesionales que han pasado por aquí y que hoy ejercen en las Islas y fuera de ellas, la apuesta por el cambio, el dinamismo son marca de la casa.
Si algo no es usual en un periódico es el ejercicio de la nostalgia, sencillamente porque la trepidante actualidad te lo impide. Nada hay más volátil y perecedero que una noticia. De hecho, lo novedoso es una condición inexcusable para que un acontecimiento tenga rango de noticia.
Claro que toda noticia ha de ser contextualizada, en consecuencia, además de decir bien el qué pasó, el cuándo pasó, el cómo pasó, el dónde pasó, es preciso aportar el por qué pasó, por ello los antecedentes han de ser referenciados. Por tanto, vaya aquí el recordatorio que aquel amanecer del 2 de octubre de 1982, cuando CANARIAS7 distribuyó su primer ejemplar, los periódicos no tenían color en sus páginas, no salían los siete días de la semana, el formato no era tabloide, la vocación era preferentemente provinciana, no incluían la fotografía del Meteosat, no ofertaban una revista como complemento informativo y tampoco tenían Internet.
¡Cómo cambian los tiempos! Y desde el primer día CANARIAS7 también empezó a cambiarlos. ¡Seguimos aquí! Y eso que los de ahora no son buenos para la prensa impresa. Aunque a decir verdad, también antes los ha habido malos, porque coincidiendo con el nacimiento de CANARIAS7 y aprovechándose de la desaparición de los Medios de Comunicación del Estado, un legado de antiguo régimen que aún perduraba en el año 1982, nacieron otras muchas cabeceras por todo el Estado; de aquellas, además de este periódico apenas alguna otra sobrevive, lo que dice mucho del buen hacer de esta empresa, sabedora desde sus orígenes que la información, independientemente del soporte en el que se ofrezca, es fundamental para fiscalizar la acción de los poderes públicos, además de un elemento imprescindible que ayuda a entender el mundo y a mirarlo de modo atento y crítico.
Y es verdad que contar lo que pasa, y además atreverse a valorarlo, suele ser fuente de mucha incomprensión, pero con eso se contaba desde el primer día, porque la apuesta por el pluralismo, los valores democráticos y la defensa de nuestras gentes, en cualquiera de los rinconces en que se encontrasen, eran las pautas a seguir.
Recientemente le oí al profesor de la Universidad de Navarra Alfonso Sánchez-Tabernero que una ciudad sin dos periódicos «es una ciudad sin debate político» y le leí a Gustavo Martín Garzo que «no nos basta vivir sino que necesitamos hacer de nuestra vida una historia que merezca la pena contar. Y un periódico es el relato polifónico de un pueblo entero, y un pueblo que se atreve a hablar de lo que pasa está a salvo de la intolerancia y la locura».
Pues eso era, es y va a seguir siendo, así cambien los tiempos, CANARIAS7.